Hanna Conde -10 años, 5º de Primaria- se preocupa por que los niños más pequeños, de 2º, cumplan con el juego sin hacerse daño y sigan las instrucciones: deben llevar sobre la cabeza un disco de plástico y engancharlo en un soporte al final del recorrido . "Algunos siguen las reglas y otros no tanto. Es bueno porque hacemos deporte y aprovechamos para jugar todos juntos". Marcos Dopazo -11 años, de 6º- es otro de los alumnos que guía a los más jóvenes. "Estamos para que no se lastimen y para ayudarlos a entender los juegos", dice. Desde la primera semana de octubre, en el colegio de Xunqueira de Ambía, el CEIP Padre Crespo, los estudiantes comparten 20 minutos al día de ejercicios lúdicos en el patio, además de las 2 horas curriculares de Educación Física. Es una medida pionera, sumada a otros programas alternativos en un centro que lucha contra la muerte del rural. En los últimos 7 años la matrícula crece cada curso. Hay 77 estudiantes en 6 grupos, muchos de ellos llegados de otros municipios.

El sedentarismo de los escolares, por una vida con más tecnología que calle y hábitos alimentarios que propician un sobrepeso a edades tempranas, se combate en el colegio con actividad física diaria -el programa 'Actívate'-, sumada a un almuerzo con leche y fruta, y platos sanos que se elaboran en el comedor del colegio (el 'Aliméntate ben'). Consumen productos bio, ecológicos y equilibrados en más de 100 menús diferentes, cuyo valor alimentario y calórico supervisa el nutricionista Juanjo Vilachá. Los escolares colaboran en la recogida del comedor y cultivan sus propios tomates y pimientos en la huerta, que nutren con el abono generado en composteros con los residuos orgánicos. Aprenden una pauta de alimentación sana. El colegio prohíbe traer comida y bebida del exterior para evitar productos ultraprocesados y con azúcares añadidos.

Francisco Pascual es el profesor de Educación Física. Es de Allariz y este curso eligió como destino definitivo Xunqueira de Ambía, a 8 kilómetros de su casa. Niños de 3 a 12 años juegan y se ejercitan esos 20 minutos al día. Un bullicio contagioso recorre el patio y resuena aún más con el eco del gimnasio, donde los más pequeños saltaban y corrían sin parar este viernes. "Llegan a clase más relajados. Mejoramos los hábitos saludables y también su conducta. En clase están más serenos y concentrados. Veinte minutos al día son 100 a la semana, casi 2 horas, más las clases de Educación Física. El ejercicio es muy importante para los niños y nosotros estamos seguros de que su rendimiento mejora", destaca el profesor. Antes de las vacaciones de Navidad, registrarán el peso y la proporción de grasa de los niños, para ver cómo vuelven tras el descanso y los excesos de las fiestas.

"La epidemia de la obesidad infantil y el sedentarismo también llega al rural. Desde que pusimos en marcha el 'Actívate' están supermotivados. Además el diseño del horario es con varios descansos entre clases. Les da tiempo a airearse y a seguir su ritmo biológico. Les ayuda en el aula, tienen otra disposición a la hora siguiente, se concentran mejor en las tareas", comparte Javier Pérez, director del centro y profesor de Inglés y de Ciencias. Desde que tomó las riendas del colegio la matrícula no ha dejado de crecer: de poco más de 40 alumnos a 77 en un municipio que en 2018 solo registró tres nacimientos y donde la edad media de la población supera los 56 años. Solo el 7% es niño o adolescente menor de edad.

Con estas dificultades, en el colegio se buscó un cambio con el nuevo director, implementando una remodelación en el recinto, que amplió su perímetro, pero también una modificación conceptual.

En un antiguo vertedero incontrolado lucen ahora el huerto ecológico y un jardín que limita con el patio, inclusivo, con juegos dibujados sobre el pavimento. Un mural colorea uno de los cierres del colegio, con la colaboración de los alumnos y el colectivo cultural Espacio Matrioska. No hay porterías de fútbol. Tendrán una segunda vida en uno de los futuros proyectos: un invernadero que reciclará también ventanas de vidrio. Está en obras un anexo que será el almacén y el director quiere crear un punto de lectura al aire libre, un rocódromo en el exterior y en el interior del gimnasio así como una cubierta vegetal con columpios junto al acceso principal al CEIP. Hay necesidad de espacios en el recinto, antiguo, en el que la biblioteca se aprovecha para hacer desdobles y es necesario utilizar la sala de informática para clases.

"Retuvimos a aquellos alumnos que, por circunstancias de sus padres, se iban a otros colegios. Y además otras familias se trasladaron a vivir a Xunqueira o alrededores, buscando una escuela más familiar y aulas menos masificadas". El rural late cuando hay futuro y su exponente principal son los niños y los jóvenes. "Es fundamental para el rural mantener los colegios vivos. Un concello sin cole creo que es la penúltima página que va a escribir, es el paso previo a la propia desaparición. Los apoyos que está recibiendo el rural no son los que deberían ser. Los recortes están ahí. Aquí cada niño es un tesoro".

El CEIP Padre Crespo, que cuenta con un aula de espera para la acogida temprana de estudiantes con el apoyo del Concello, apuesta por "metodologías alternativas". Casi todos los viernes programan una actividad lúdica y acogen cuentacuentos o talleres por parte de profesionales externos. Hace tres días, una educadora acudió a hablar con los alumnos sobre convivencia e igualdad. El machismo se ataca desde el aula.

Escolares que "conciencien"

El director cree que los niños pueden actuar como agentes de cambio en la sociedad. Por eso el centro promueve iniciativas de "aprendizaje y servicio, actividades que trasciendan al centro y reviertan en la comunidad, yendo más allá de estas paredes. Queremos formar a los niños para que valoren su entorno, porque ellos son la base y pueden hacer que los mayores se conciencien de la importancia de aquello han desvalorizado, del patrimonio natural y cultural que tienen abandonado y queremos poner en valor". El CEIP ya ha tramitado permisos ante Medio Ambiente, Patrimonio y la Confederación Hidrográfica, con el objetivo de rehabilitar el Pasal dos Pelamios, un puente derruido por el que pasaba el antiguo Camino de Santiago.

Antes del éxodo del rural que se agrava desde hace décadas, en el colegio de Xunqueira de Ambía llegó a haber más de 300 alumnos. A punto de cumplir el 50º aniversario, el centro vive una segunda juventud gracias a la apuesta por una metodología diferente. Tiene 11 docentes permanentes -6 con destino definitivo- más el personal de cocina, la cuidadora y dos docentes itinerantes (el de Religión y la orientadora). El incremento continuo de matrículas permite mantener seis unidades: dos en Infantil (un grupo de 3 años y otro de 4 y 5 años), Primero de Primaria, juntos Segundo y Tercero, Cuarto de Primaria, así como otro grupo con los de 5º y 6º juntos.

Javier Pérez ve ahora culminado el objetivo saludable que inició a su llegada con los menús equilibrados. "Se trata de crear un hábito, evitar el sedentarismo y el consumo de productos ultraprocesados. Fomentos todo lo contrario, la cocina sana y la cultura gastronómica". El diseño bajo control del nutricionista de más de 100 menús diferentes incluye recomendaciones para que los estudiantes mantengan esas pautas en casa. El centro ha hecho talleres de lectura de etiquetado.

Transcurren 45 minutos entre el ejercicio físico del día y el almuerzo de media mañana. Colaboran recogiendo en ambas actividades y después vuelven a clase antes de un nuevo descanso. No se le echa azúcar a la leche y los alimentos no tienen glucosa añadida. Pablo Rodríguez, Anxo Prol, Pablo Conde, Lucía Conde o Ian Garrido son algunos de los estudiantes de 4º de Primaria que juegan y se mueven con el ejercicio programado el pasado viernes. Se desplazan sobre una bola saltarina y deben acertar con una pelota de tenis a otra que está confinada, antes de volver corriendo a la fila para que el turno corra. Varios confiesan a voz en grito que les gusta el Fornite pero también el ejercicio. A Pablo Rodríguez e Ian más el baloncesto, a Lucía más el "pilla pilla". Anxo y Pablo Conde prefieren el fútbol, aunque en el patio ya no haya porterías. ¿Cansados al llegar al aula? "Nooo", dicen a coro. "Nos da libertad, diversión y energía".