"No basta con ponerle un cajero automático a esas personas de los 26 concellos de la provincia que se han quedado sin una sucursal bancaria; la mayoría de nuestros vecinos son gente mayor, por eso entre las exigencias que le hicimos al presidente de la Xunta, está que se abra al menos un día al mes, una oficina bancaria física, en cualquier local municipal, para atender en persona a esos vecinos", advierte Alfredo García, presidente de la Federación Gallega de Municipios y Provincias.

Afirma que en algunos concellos se envían ya oficinas móviles eventuales, por parte de algunas entidades crediticias para dar servicio a vecinos del rural que tienen problemas para desplazarse a otros concellos para controlar sus cuentas.

Desconoce si la Xunta tiene ya adelantados los pliegos de ese concurso público para gestionar esos cajeros en los municipios gallegos afectados, "pero lo que tenemos claro es que cada vez que cierra una oficina bancaria se crea un problema complejo, que solo contribuye a una mayor pérdida de servicios y de población".