Ocho policías en la sala tuvieron que contener y separar a un acusado de violación, lesiones y trato degradante, de uno de sus hermanos, con la familia en el banquillo por presunta complicidad.

Javier G. J., con antecedentes y considerado peligroso por la Policía, se declara inocente y afirma que las relaciones fueron consentidas. Cuando uno de sus hermanos coacusados, exnovio de la víctima, declaró que si supiera o hubiera visto que la agredía sexualmente, él hubiera matado a su acusado. En ese momento se disparó la tensión en la sala. "Yo no soy un violador. Si lo cojo sin esposas, le meto un tiro rápido", espetó Javier a este hermano.

La víctima asegura que, con la complicidad del clan, fue violada varias veces, obligada a beber y drogarse, a robar chatarra a cortarte el pelo corto como le gustaba a él e incluso a comer el vómito. La mujer cree que el hombre le echó algo en la bebida para conseguir llevarla a la casa donde presuntamente estuvo 19 días bajo su voluntad.

La Fiscalía solicita 19 años de cárcel para el principal acusado y 3 para cada uno de los otros 5 parientes en el banquillo (los padres y tres hermanos). La acusación particular eleva la solicitud a 40 y 8 años, respectivamente.