Bebieron coñac, fumaron hachís y fueron a Covadonga para comprar droga: 5 euros de cocaína. D. S. P. vendió un móvil por esa misma cantidad para poder consumir más. Su amigo J. los gastó en heroína para él. La discusión por el dinero y por un móvil que J. dejó después a D. en fianza hasta que le devolviera la deuda crearon el caldo de cultivo de una pelea, en el rellano de la vivienda de D., que terminó con J. herido grave tras recibir una cuchillada en el hígado y la vesícula. D. fue juzgado ayer y se enfrenta a 5 años de prisión por un presunto delito de intento homicida. "No quería hacerle daño, quería que se fuera" de su casa, a la que J. llamó insistentemente para recuperar su teléfono. La madre del presunto agresor, M. C. P. R., presenció los hechos y está acusada de no socorrer a la víctima. Ella alega que vio más grave a su hijo, sangrando, mientras que el otro, según ella, solo tenía "un rasguño".

La Fiscalía pide para la progenitora multa de 1.920 euros. Las defensas solicitan la absolución, con eximente o atenuantes muy cualificadas para el principal acusado por su discapacidad intelectual, la adicción a las drogas, la intoxicación etílica el día de los hechos, la madrugada del 20 de octubre de 2018, y porque además afirma que la víctima lo agredió a él, causándole una brecha en el mentón, y también lo intentó con su madre, que se metió en medio para detener la pelea y para que J. se fuera.

"Salí con un cuchillo para forzar a que se fuera, estaba timbrando y gritando y mi madre dormía", introdujo el acusado. Según su versión, la víctima le cortó a él en el mentón -"si me llega al cuello me mata"-, pegó a su madre y pretendía entrar en casa. "Hice así, quiso pasar y con los nervios... No quería clavar el cuchillo, salí para echarlo. No quería hacerle daño, quería que se fuera con el móvil y me dejara tranquilo", fue hilando D. en su interrogatorio de ayer.

El presunto agresor sostiene que cuando la víctima se quejó de que lo había apuñando, levantando la camiseta, "no tenía sangre". La defensa subraya que las muestras recogidas en el rellano pertenecen al acusado, no a la víctima. "Me metí en casa, él se marcho y lo vi normal, caminando bien", es la versión del encausado.

"No dejaba de timbrar, quería un móvil, se lo di y me metí en medio de la pelea", relató la madre. Según ella, su hijo sangraba "muchísimo" y no vio ni el cuchillo ni que la víctima tuviera sangre, sino solo "un rasguño". Veía más grave a su hijo. La progenitora no dejó entrar a la Policía cuando se presentó en casa. Niega que saliera a limpiar el rellano a las 3 de la mañana, pero los agentes que acudieron al domicilio, y a quienes el acusado les dijo que la víctima había sacado él una navaja y la herida de J. fue fruto del forcejeo, reiteraron que sí en su declaración de ayer. Al llegar al domicilio vieron que el pasillo tenía sangre. Cuando la señora salió para limpiar el exterior con una fregona -no la dejaron-, apreciaron que el interior ya estaba limpio.

La víctima asegura que D. ya intentó agredirlo en Covadonga tras haber gastado los 5 euros en heroína solo para él y otro chico. "Estaba alterado, me intentó pegar". Para resolverlo, según la víctima, accedió a darle un móvil a cambio de que le bajara 50 euros. Ambos se dirigieron a la vivienda del acusado y su madre, donde ocurrieron los hechos. "Subió y no bajaba, timbré a todos los pisos. Él puso voz como de señora por el interfono" para fingir que no vivía allí.

"Bajó con el cuchillo, me echó la mano al pecho y me dijo: mira lo que tengo". Él quería recuperar su móvil pero el amigo no accedía. La discusión por el teléfono en un contexto ya enrarecido por los 5 euros continuó en el rellano frente a la vivienda del acusado. Allí presuntamente, mientras la madre lo empujaba para que se marchara, el hijo lo apuñaló. La víctima, que cree que la herida en el mentón del acusado se trata de una autolesión, asegura que la madre le pidió que dejara de "hacer el paripé". Cuando él enseñó el corte la respuesta de la señora, según la versión del joven, fue un "ay, D., ¿pero qué hiciste?" Finalmente, recuperó el móvil pero gravemente herido.

La propia víctima llamó al 112

Bajó, se quedó sentado en el descansillo y consiguió llamar al 112. Un hombre que pasaba por la calle lo auxilió hasta que llegó la Policía y, por último, la ambulancia. Estuvo 28 días hospitalizado. Los forenses explicaron ayer en el juicio que las lesiones sufridas podían resultar mortales si la víctima no hubiera recibido asistencia. La única cuchillada afectó al hígado y perforó la vesícula. El fiscal pide que paguen 3.500 euros a la víctima por los días de curación y 16.000 por las secuelas, más los gastos de asistencia sanitaria al Sergas.

También precisaron que el encausado sufre una discapacidad intelectual leve y tiene su capacidad parcialmente modificada, con dificultad para analizar las consecuencias, algo que el fiscal asegura tener en cuenta al modular la petición de condena, rebajada a 5 años para un delito como el intento homicida. "El alcohol y las drogas no anulaban su inteligencia y voluntad, sabía perfectamente lo que hacía", sostiene el fiscal. El hecho de que una sola cuchillada hubiera causa lesiones potencialmente mortales a la víctima, obesa, sugiere que la lesión no fue superficial y que "usó el cuchillo a sabiendas y asumiendo el resultado". Un ataque en esa zona "es mortal de necesidad" si la víctima no recibe ayuda. El acusado tenía en su dormitorio tres cuchillos, otro elemento que para la acusación rebate una de las tesis de defensa, la imprudencia.

El fiscal afeó la conducta de la madre, acusada de omisión del deber de socorro. "Se dio cuenta cuando J. levanta y enseña la herida. Ella, lejos de auxiliar y perfectamente conocedora de la gravedad de lo que ha pasado, lo que hace es devolverle el móvil y echarlo". La pena de multa que solicita "es testimonial" , concede el fiscal, pero "no puede quedar impune no haber prestado ayuda aunque fuera simplemente con una llamada telefónica". El abogado de la progenitora la excusa: "Como madre nerviosa y preocupada, vio a su hijo sangrar y socorrió al más necesitado. Auxilió la gravedad más manifiesta, actuó correctamente", sostiene el letrado, que pide la absolución. "No justifico la pelea, lo siento por él pero mi hijo estaba sangrando y actué como madre", añadió la mujer en la última palabra.

La defensa del principal acusado pide, en el peor escenario, una condena por delito de lesiones y no por tentativa de homicida. "No tenía intención de causar un daño de la envergadura que causó".

El abogado mantiene que D. sufrió una agresión previa, y por eso todas las muestras de sangre en el rellano son del acusado. El consumo de alcohol y drogas -toma estupefacientes desde los 13, dijo Daniel- suman para que, si no se consideran razones de eximente, sí lo sean al menos de atenuante.

D. dio positivo a consumo de alcohol y cocaína en el análisis de pelo. En el centro penitenciario de Pereiro, donde continúa, estuvo en un programa de desintoxicación pero fue expulsado de la comunidad terapéutica tras dar positivo en cannabis. Él reconoció ayer haber fumado un porro y pidió perdón. En el derecho a última palabra dijo que quiere volver y cumplir el programa. "Desde abril no está haciendo ningún programa de deshabituación. Al entrar había una mejora pero no podemos hablar de una evolución ascendente", dijo la psicóloga en el juicio.