Los suicidios causaron la muerte de 37 personas en la provincia de Ourense en el año 2017, cuatro veces más que las que fallecieron por accidentes de tráfico (cerró el año con 7 muertos en carretera, al ser la provincia con menor incidencia de España), destaca el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, que se suma a la conmemoración del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, fecha escogida por la Organización Mundial de la Salud para concienciar sobre la magnitud de este problema. Especialistas destacan que afecta a hombres y mujeres de todas las edades y que se trata de algo "todavía muy desconocido, por el estigma que pesa sobre quien lo consuma o sus allegados".

Como respuesta asistencial a esta compleja problemática, el Hospital Universitario de Ourense cuenta con una de las primeras unidades de prevención del suicidio a nivel nacional y la única en Galicia. Permanece activa desde 2009, fecha desde la que atendió a 1.670 pacientes.

Dirigidos desde los servicios de Atención Primaria, Urgencias o Psiquiatría, tanto por ideas suicidas como por un intento previo, la Unidad de Prevención atiende a una media de 180 nuevos pacientes cada año. De todas las edades, niveles sociales, culturales, económicos y procedencia. Desde los 16 años hasta edades avanzadas, con un progresivo incremento de hombres, y con un repunte, en los últimos años, de jóvenes entre los 16 y 25 años. De hecho, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y 29 años.

Los reintentos de suicidio de los pacientes atendidos en el programa se reducen a un 10% en el año posterior a la primera tentativa, período en el que este riesgo asciende por encima del 50% cuando carecen de seguimiento. En esta línea, Ourense también logró contener y reducir el número de suicidios consumados en estos diez años y disminuir los ingresos hospitalarios y consultas urgentes de estos pacientes.

La Unidad de Prevención de Ourense está formada por un equipo multidisciplinar, compuesto por psiquiatra, psicóloga clínica y enfermera especialista en salud mental. Dirigida a atender a las personas que han tenido un intento de suicidio o tienen ideas de suicidio, su objetivo es la prevención de una nueva tentativa o que esta llegue a producirse.

El programa ourensano consiste en un tratamiento intensivo, de seis meses de duración, con consultas semanales o quincenales, que se van regulando según la evolución, con seguimiento y consulta telefónica inmediata, así como una consulta de control, seis meses después de la finalización del tratamiento.

Tras reconocer que el problema puede responder a muchos factores, la Unidad de Prevención del Suicidio explica que hoy se conoce mejor y disponen de medios de atención y prevención, por lo que llama a "romper con el tabú que impide que muchas personas verbalicen su problema y pidan ayuda", y anima a "hablar de suicidio, como de otros problemas de salud pública, abordando el tema a nivel social, sanitario e informativo, con naturalidad y sin morbo".

El vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales, especialmente los relacionados con la depresión y el abuso del alcohol "está bien documentado", pero también muchos suicidios, o tentativas, "se producen impulsivamente, en momentos de crisis, cuando se supera la capacidad de afrontar las tensiones de la vida, como el dolor emocional o físico y los problemas económicos".

Los especialistas avisan de que el principal factor de riesgo de suicidio "es precisamente un intento previo de suicidio". Otros son experiencias relacionadas con situaciones de violencia, abusos, pérdidas y sensación de soledad o aislamiento, además de la pertenencia a grupos sociales discriminados.

La estrategia de la lucha contra el suicidio de la gestión integrada de Ourense pasa por aumentar la coordinación entre las unidades que abordan esta problemática y los centros de salud, ya que se sabe que más de un 60% de las personas que se suicidan, acudieron a su médico de familia en los días previos, normalmente con problemas ajenos al planteamiento de un suicidio, pero probablemente en búsqueda de ayuda.

La detección de los pacientes de riesgo es compleja, por lo que los profesionales de la unidad participan en la formación de médicos y enfermeras de atención primaria, de salud mental y destinados a la población general, por medio de talleres de prevención.

Cambios repentinos en las emociones pueden ser signos de alerta sobre un proceso suicida, con verbalizaciones negativas sobre sí mismo, su vida o futuro, deseo de "desaparecer", dejar de vivir y profunda tristeza. También los cambios en el comportamiento, el aislamiento, incremento de consumo de alcohol o drogas, despedidas verbales o escritas, regalo de posesiones valiosas, el cierre de asuntos pendientes, aumento de la irritabilidad y, tras un período de agitación, calma y tranquilidad repentina, que "puede ser una señal de riesgo inminente".