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Los obstáculos que no se ven por las calles de Ourense

Fernando Miguel narra el incivismo de los vehículos y los vetustos sistemas para personas con deficiencia visual en su rutina diaria

Fernando Miguel Ríos, en su puesto de trabajo de la ONCE, en la avenida de Santiago. // Brais Lorenzo

Fernando Miguel atiende de forma amable a toda la ciudadanía que se acerca a su puesto de la ONCE en la avenida de Santiago. Sonríe, aunque el sol de septiembre le impide ver. Sufre retinosis pigmentaria, una enfermedad que apaga gradualmente la vista.

Para ir a su puesto de trabajo se encuentra con diferentes obstáculos: "De camino al trabajo tengo aceras por todas las calles, pero por ejemplo hay calles en mi zona de influencia donde no hay aceras, por ejemplo en el barrio de Covadonga".

La infraestructuras de la ciudad suponen un impedimiento para el desarrollo de la accesibilidad universal de un colectivo que tiene serias dificultades para acceder a edificios institucionales. Sin embargo, Fernando Miguel describe que el incivismo agranda su inseguridad.

"Unas de las mayores dificultades que nos encontramos las personas con deficiencia visual son los vehículos estacionados en los pasos de peatones. El hecho de tener que bordear un coche estacionado, parece una tontería pero para nosotros es un mundo. Es complicado todo. Tienes que coger la referencia del coche, tener cuidado con el rebaje de la acera, si lo ha, o si el coche ocupa el rebaje, tenemos como coger de referencia la acera y tener cuidado y después coger otra vez la referencia del paso de peatones", describe con detalle el ourensano.

No solo los turismos y furgonetas, hay que sumarle las motos y las bicicletas que se colocan en la acera. El afiliado admitió que algún susto ha tenido: "Me he chocado más de una vez con la moto y la bicicleta, pero claro ahí el problema si vas con el bastón, no te das cuenta hasta que chocas con el manillar".

La nueva forma de modalidad añade la innovación de los patinetes eléctricos que circulan, indistintamente, por la acera o por la calzada. "Son un peligro, van por la acera sorteando a la gente y si me sortean a mi u otra persona con deficiencia visual no saben el susto que nos meten. Son silenciosos y eso es un problema para nosotros. Y, ¿si le doy con el bastón y lo tiro sin querer? Es un peligro para todos, en general, para nosotros es un estímulo que no controlamos". No solo a la hora de circular, si no también cuando están situados en la acera o al lado de las paredes de los edificios: "Más de una vez tengo tropezado con un patinete, pero no lo tiré".

Sistemas innovadores

Recuerda el primer día con el bastón. "Fue difícil adaptarse al movimiento. Parece un movimiento natural, pero no fue fácil", ríe el ourensano que remarca que los obstáculos que se presentan en el día a día son constantes, por ejemplo para coger el bus.

"Muchas de las aceras que tienen parada de autobús no tienen rebaje, entonces la gente que está allí nos echa una mano. En ese sentido, la gente es solidaria con nosotros". Pero no queda ahí: "Cuando esperas las líneas de autobús no tenemos referencia de que bus vienen, entonces tenemos que preguntarles a la gente. Tampoco sabes cuánto va a tardar... es el día a día".

Propone alternativas como la introducción de un sistema de altavoz externo en el autobus para identificar perfectamente la línea sin tener esa dependencia social.

La recién renovada avenida Otero Pedrayo es "una maravilla, porque ahí hay seis semáforos que tienen un sistema que se llama Pasblu, que tú te acercas y bien mediante un dispositivo o bien mediante el móvil, suena el semáforo cuando se pone en verde. Es un avance para nuestra seguridad y para la accesibilidad de todos".

Fernando Miguel enfoca la cámara para que una aplicación le pueda leer la carta de un bar: "Lo hago cuando tengo cascos, cuando no los tengo, hago una foto y la agrando lo máximo para saber qué hay".

Este ourensano estudia Trabajo Social por la UNED y no sabe Braille, pero sabe que es una cuenta pendiente. La misma cuenta pendiente que tiene la renovación de una ciudad para una accesibilidad universal y real que no conlleve dependencias para cruzar una calle o subirse al autobús.

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