La población más ruidosa y corrosivamente sucia de la ciudad, tiene 35.000 efectivos, se pasea en bandadas por el cielo al atardecer, antes de posarse en algún gran árbol urbano, con preferencia en la zona próxima al pabellón de Os Remedios, y sus excrementos no solo desprenden un pésimo olor, pueden transmitir infecciones, y es tan corrosivo que dañan el mobiliario público y las zonas verdes donde, se depositan.

Son los estorninos, una especie que era eminentemente rural y con amplio espectro como limpiadora de insectos y otras larvas, pero que hace años se ha trasladado a la ciudad huyendo en parte de la alta contaminación por insecticidas de las zonas de cultivo.

El Concello reconoce que ha fracasado en un primer intento de ahuyentarlos a otras zonas no urbanas, sin intención nunca exterminarlos, mediante a colocación de altavoces con sonidos grabados de aves rapaces que son sus depredadores naturales. Incluso figuras emulando la forma d de un halcón ubicadas en los árboles, uno de sus principales depredadores, se convirtieron en compañeros de juegos para os estorninos que cayeron en la cuenta de que ambas trampas, eran falsas.

Por eso ahora el concello está estudiando optar directamente por aves rapaces adiestradas, para ahuyentar a los estorninos y adoptara medidas medidas para evitar que el asentamiento de bandadas de estos pájaros en la ciudad puedan provocar problemas de salud en el vecindario, especialmente causados por sus excrementos.

La solución pasaría por incluir aves rapaces que ahuyenten estos pájaros de su hábitat.

Según las estimaciones de la Concejalía de Medio Ambiente, me los podría llegar a las 35.000 unidades de estorninos en la ciudad, "un problema a lo que se le tiene que dar solución en un espacio breve de tiempo", en palabras del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, "ante las reiteradas quejas de los vecinos de las zonas afectadas".

Las cercanías de Pardo de Cela, la Alameda o Lagunas son las zonas más afectadas por las bandadas de estorninos.

A pesar de que estos cumplen un ciclo de vida -descansan en invierno y desaparecen en verano-, los técnicos de Medio Ambiente realizarán estudios sobre el terreno durante las próximas semanas para estudiar las medidas más eficaces.

Las decisiones serán de tipo ecológico, como la introducción de águilas Harris controladas por un cetrero, para que perciban un peligro real y no se establezcan en las zonas verdes urbanas o y emisión de destellos acústico-ópticos. Y es que las medidas adoptadas anteriormente, señalan los técnicos, fueron ineficaces e ineficientes: la poda selectiva de árboles, que no se podría realizar hasta el invierno, cuando el zumo (savia) de los árboles está menos activo, la colocación de halcones artificiales o de altavoces que emitían lo son de aves predadoras, desapercibido para los estorninos por el ruido del tráfico rodado.

Al margen del ruido que producen, los excrementos provocan mal olor y su carácter extraordinariamente ácido provoca la abrasión de los materiales donde se asientan como flora, mobiliario urbano, vehículos, ropa, edificios.

Suponen, además, un riesgo grave de resbalones para los viandantes en días de lluvia según advierte el Concello.