Hace cuatro meses que Maya llegó a las vidas de María de Santiago Lama y su pareja Enrique Cid. En tan poco tiempo esta pequeña guacamaya ha sabido ganarse el corazón de sus dueños. Su inteligencia, las ganas de estar siempre con su familia humana y su habilidad para socializar lo han hecho aún más sencillo. Sin embargo, esta lorita tampoco pasa desapercibida para los vecinos de Xinzo de Limia. Sus dueños la llevan consigo allá a donde van. Maya recorre la feria, va al súper, a la cafetería e incluso al banco en el hombro de María o Enrique.

"A Maya le encantan las patatas y tomarse la espuma del café", cuenta María. Es más, la pequeña guacamaya entiende cuando le hablan y comienza a hacer sonidos reconocibles para demostrar su interés por las cosas. "La pasada feria pasamos por delante de un puesto de fruta y Maya empezó a emitir chillidos frente a los higos para que se los comprase", comenta entre risas María.

La lorita es también muy coqueta, le encanta ducharse con su dueño y notar como le cae el agua. "Al terminar quiere que la seques con el secador", añade María. También hace travesuras y se sube al mesado de la cocina, escalando por los cajones, para lanzar desde arriba nachos a los cuatro perros y el gato con los que convive.

El mejor amigo de María, Ángel Vila, fue quien escogió a esta guacamaya para ella, porque se adaptaba a su perfil. Si no fuera porque tienen cerca a este maestro de los loros, como lo llama Enrique, no se atreverían a tener un guacamayo.

Amigos de los loros

Ángel Vila es el único criador de loros que hay en Ourense y es el propietario del aviario Ava. Su pasión por los loros comenzó "por casualidad" hace 10 años cuando compró una ninfa a la que llamó Elvis. "¿Quién le iba a decir a Elvis que detrás de él vendría toda una saga?", bromea Ángel. A día de hoy convive con más de 18 loros de distintas especies.

También tiene un canal en Youtube llamado Amigos de los loros desde el que da consejos de cuidado y comportamiento de estas aves a personas de todo el mundo. Con frecuencia, le toca ayudar a gente que ha comprado su loro a determinados criadores que se centran en hacer negocio y olvidan responder a las dudas propias del día a día. Mientras explica en qué consiste su aficción lo acompañan sus guacamayos Elmo y Vera, en honor a Barrio Sésamo. Elmo tiene casi dos años y Vera un año y medio, ambos hablan y lo hacen imitando las voces de él y su mujer.

Ángel tiene una conexión muy especial con sus loros, tanto es así que muchas veces no es capaz de vender alguno de ellos por el cariño que le tiene, a pesar de saber que estará con alguien que le dará una buena vida. "A los polluelos no los crian sus padres, lo hago en la incubadora, por tanto la relación humano pájaro es muchísmo más fuerte", manifiesta.

El peligro de volverse moda

"Lo primero que debe hacer una persona que quiera un loro como mascota es informarse, saber cuánto dinero tiene disponible y cuánto tiempo para dedicarle y en segundo lugar buscar un buen criador que les ayude con todo el proceso", resalta María. Al igual que en todos los negocios existen criadores que no tienen los papeles en regla y no miran por el buen estado de los pájaros. "Es imprescindible asegurarse de que tanto los padres como los pollos están en perfectas condiciones", detalla María.

Las personas que adquieren un loro deben tener muy claro que se trata de una gran responsabilidad. Mientras son pequeños es necesario empapillarlos cada dos horas, lo que implica levantarse también por las noches, son animales muy sensibles y requieren compañía todo el rato. "A veces por soledad, falta de atención o de cariño se arrancan las plumas y se automutilan. Un loro puede llegar a morir de pena", explica Ángel. Por tanto, si una persona no puede facilitarle la atención que demandan, lo mejor es que cambie de idea y no tenga un loro. "Es un animal que sufre cuando lo abandonan, realmente piensa", subraya Ángel.

Una gran esperanza de vida

Los loros son el primer animal que Colón trajo del Nuevo Mundo y pueden llegar a vivir entre 70 y 100 años. Su larga esperanza de vida conlleva una responsabilidad añadida, la necesidad de socializarlo. "El día de mañana si te pasa algo a ti tiene que poder quedarse con otra persona. Debes considerar que el animal a lo mejor puede durar más que tú y tienes que mirar por su bienestar", explica María.

Otra de las características que hace todavía más especiales a estos animales es el hecho de que son monógamos, escogen a la pareja que les gusta y la mantienen de por vida. "Precisamente Elmo y Vera son pareja, ellos mismo se han elegido", explica Ángel.