La época estival transforma el censo de población de Galicia. Los emigrantes de varias generaciones que vuelven por vacaciones hacen que durante dos meses no se perciba el declive demográfico que sufre la comunidad. En la aldea de San Xurxo, situada en el ayuntamiento ourensano de San Xoán de Río, viven siete vecinos durante el año pero en agosto son más de un centenar. Con menos de 600 habitantes a lo largo del año, en esta época el concello tiene un censo que aumenta un 36,7% más. En total, 89 de 92 concellos de la provincia ganan población -un 4,8% en su conjunto-, borrando por unas semanas la crisis de población y demostrando el peso de la emigración en la provincia ourensana.

Isabel Rosa nació en Alcorcón, lugar al que tuvo que emigrar su madre Jovita por trabajo, pero siempre que puede vuelve a su casa de San Xurxo con sus dos hijos. No es esta una vivienda cualquiera, pues durante el mes de agosto viven en ella de media 19 personas, aunque han llegado a ser muchas más algunos veranos, ya que las cuatro generaciones de esta saga familiar suman 33 miembros.

La anfitriona del hogar es la abuela Otilia que tiene 95 años, cuyos seis hijos emigraron a Madrid, donde tenían primos, y comenzaron allí una nueva vida sin olvidar su tierra. "Venimos todas las veces que podemos al año, porque nos gusta mucho esta casa, el estar aquí en familia y disfrutar del pueblo", afirma Isabel en una conversación con Efe.

"Mi abuela es muy trabajadora, le gusta ayudar a los demás, el bien del pueblo, le gusta que vengamos. Me siento a gusto cuando vengo aquí y mis tías son muy serviciales, entonces estás como en un hotel", bromea Isabel.

De los seis hijos de la ya bisabuela, el mayor, Pepe, tiene a su vez dos hijos -uno de ellos vive en Barcelona- así como cuatro nietos; Jovita es la madre de cuatro y la abuela de cinco -una de ellas, Irene, es, con sus dos años, la más pequeña de la familia-; Rosa Mari no tiene hijos pero viene con su marido; Lola tiene una hija que se acaba de casar, y las otras dos hermanas son Encarna y Luisa, que no tienen descendencia.

Es una vivienda con "un pasillo de 27 metros", tiene nueve dormitorios, pero solamente dos baños. "Ahí andamos un poco peor", confiesa entre risas Isabel, quien también expresa su felicidad por poder pasar esta época en familia y en su aldea, pues "desde pequeñita" siempre la han traído a pasar las vacaciones y le encanta la compañía de sus seres queridos, así como ver que sus hijos pueden disfrutar del pueblo "todo el día en la calle".

Encarna Rodríguez es la tía de Isabel y ahora vive todo el año en San Xurxo para cuidar de su madre Otilia, pues la mayor de la familia nunca se ha querido mover de su aldea, al igual que su marido, ya fallecido, pues les gustaba vivir en el lugar. En la aldea hay "entre 36 o 39 casas", relata Encarna en una entrevista con Efe, pero solo están llenas en verano, aunque "hay mucha gente que viene también en Semana Santa y en Navidad", pues aquí hay unos vínculos muy fuertes que hacen que los emigrados regresen a su tierra cuando sus obligaciones laborales se lo permiten.

Como el resto de la provincia de Ourense, San Xoán de Río sale de la crisis demográfica en verano. El alcalde, Xosé Miguel Pérez, cuenta que el municipio tiene un padrón de 530 residentes en sus 57 núcleos de población. "Sale a menos de diez habitantes por aldea". En el mes de agosto "se triplica la población".

El peso de la emigración

El fenómeno tiene una explicación, no es que este pequeño lugar de la comarca de Terra de Trives se haya convertido en un desmesurado reclamo turístico, sino que las personas que emigraron retornan para hacer vida en el pueblo el tiempo que puedan: quince días, un mes, dos meses o incluso tres, porque "hay raíces bastante grandes".

En la década de los ochenta eran 2.600 habitantes, pero el 80% de la población se marchó, asegura Pérez, que achaca tal hecho al cambio en "el sistema de la agricultura y la ganadería", pues mucha gente vivía del campo y al industrializarse dejó de hacer falta la mano de obra. Madrid, Euskadi, la costa gallega, Francia y Barcelona son los destinos a los que fueron a parar la mayoría de los nombres propios de esta diáspora.

Los de San Xoán de Río son el segundo municipio de la provincia de Ourense que más habitantes perdió desde entonces, detalla el alcalde, que afirma que el primero fue A Veiga ,cuyo porcentaje de disminución es del 84%, y que en esta época ve dispararse la población un 29,9%

En San Xoán de Río durante el año solo hay seis niños, precisa el primer edil, pero "ahora hay más de cincuenta" que disfrutan hasta que se pone el sol de la tierra de sus abuelos. No es la única aldea en la que sucede, pues el aumento de la población estacional es un fenómeno que se registra en toda Galicia, pero es más acusado en la provincia de Ourense debido a la emigración, ya que, según datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), el número de ourensano que reside en el extranjero es de 37.502, el 12,13% de la población, mientras que en las otras tres provincias gallegas este porcentaje ronda en torno al 5%.

En otras zonas de la geografía gallega el motivo de esta circunstancia estival es diferente, pues la provincia de Pontevedra aumenta cuantitativamente su población en verano pero, en su mayoría, se debe a los núcleos turísticos, como es el caso de Sanxenxo que, durante los meses de julio a septiembre registra más de 32.000 habitantes, según datos del IGE, cuando su padrón habitual es de 17.212 personas.

La metamorfosis estival es una realidad en Galicia, donde aquellos núcleos rurales que se deshabitan cada vez con más frecuencia se revitalizan por una suerte de repunte por vacaciones que favorece a los pequeños comercios y reúne a las grandes familias, como la de Otilia.