A sus 25 años, David Rodríguez es el símbolo del joven inquieto e implicado en cien batallas. Su trabajo en la concesionaria de limpieza de Ourense aún le deja tiempo para vincularse en proyectos de tipo deportivo o en festivales benéficos, y además es uno de los más jóvenes miembros de la Asociación de Productores de Aceite y Aceitunas de Galicia, a los que la APAAG pone como ejemplo, por apostar por la plantación de olivos desde un pequeño terreno familiar en la parroquia de Seixalbo, en las afueras de Ourense.

Con 60 plantas, su intención "no es vivir de la exportación de olivo" como él mismo afirma con retranca, "sino experimentar", explica.

En herencia le tocó, muy cerca del núcleo histórico de valor etnográfico de Seixalbo, una pequeña finca que antaño cultivaron su abuelo y otros familiares con cepas. Pero el vino, creyó David, era demasiado laborioso. "Pensé que eso de la viticultura era complejo. No sabía lo que me esperaba", confiesa.

Se enteró de todas las facilidades a través de la firma ourensana Aceites Abril, uno de los buques insignia a nivel nacional de la producción y venta de aceite (eso sí, con plantaciones fuera de la comunidad gallega), así como de las ayudas que brindaba la APAAG.

El pasado año decidió explotar la finca familiar y plantar 60 olivos. "Los cuidados que exigen para sacarlos adelante son bastante más complicados que las cepas" reconoce. Como los adquirió ya con un año, ahora la planta tiene 2 y es a partir de los 3, o mejor 5, cuando empiezan a dar una producción razonable.

"Soy consciente de que por ahora, si todo sigue bien, me dará para una producción casera, unos pocos kilos para disfrutar de aceitunas o un aceite producido por mí: "Aceite David, de Seixalbo. Y por qué no?" bromea. A partir de ahí el futuro dirá si se implica ya de una forma mas ambiciosa en algo que para él es una vía más de aprendizaje.