La localidad orensana de O Carballiño se ha erigido un año más en un centro de peregrinación para miles de turistas y visitantes ansiosos de degustar el plato estrella de "pulpo a feira" elaborado de forma artesanal.

Tierra por antonomasia de este suculento octópodo, los pulpeiros se afanaron desde primera hora de la mañana en preparar las miles de raciones que reparten de ese producto del mar.

Se da la paradoja de que O Carballiño, aunque se ha erigido en el centro de atracción de miles de personas que acuden a degustar anualmente ese manjar y que abarrotan los puestos.

De hecho, las colas se convirtieron en una tónica para conseguir una ración aunque también se escuchó alguna crítica por el precio de este año del pulpo y es que una ración pequeña costaba nueve euros, sin cachelos (patata cocida).

Con más de medio centenar de ediciones a sus espaldas, la Fiesta, congregando a miles de personas procedentes de diversos puntos de España, pero también emigrantes gallegos que veranean en su tierra natal.

Este año, la festividad tuvo como invitada a la vecina Comunidad de Asturias, que comparte también una gran afición por el cefalópodo.

Una de las claves del éxito de ese evento es la calidad del pulpo y también su punto de cocción, ya que los pulpeiros destacan por su profesionalidad, y numerosos expertos coinciden en apuntar que el mejor pulpo de Galicia, para sorpresa de algunos, se degusta en O Carballiño y no en la costa gallega.

La historia una larga tradición de pulpeiros que remonta a la época de auge de los monjes del monasterio de Oseira, y cuya tradición parecen seguir las jóvenes generaciones.

Durante toda la jornada han resurgido las grandes cazuelas de pulpo que son una estampa casi habitual todos los domingos en las calles, junto con platos de madera y los productos para el aliño como aceite, pimentón (dulce y picante) y la justa cantidad de sal.

No es raro ver los domingos colas de visitantes ante los puestos de esa localidad aguardando para adquirir una ración con la intención de llevársela a casa.

Sin rivalidad en la elaboración, los profesionales atribuyen el éxito a la cocción del cefalópodo en grandes cazuelas, en el pasado de cobre, y al corte de las piezas con tijeras.

Una vez cocido, dulce o picante (o ambos), según el paladar del comensal.

Para acompañar, no faltó el churrasco, empanada, postres, todo junto a un buen vino así y, desde luego, la tradicional música gallega interpretada con gaita.

Tanto es el éxito, que numerosas autoridades políticas evitan perder la ocasión a acudir a esa cita, entre ellas este año el conselleiro de Medio Rural, José González, o la directora de Turismo de la Xunta, Nava Castro, así como numerosos cargos socialistas, arropados por el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero y el alcalde de esa localidad orensana, Francisco Fumega.

En declaraciones a Efe, el concejal de Promoción Económica, Empleo, Turismo y Comercio de Gijón, Santos Tejón, ha destacado esta oportunidad de poder "disfrutar" de esta fiesta, que hermana a la comunidad asturiana con Galicia.

"Sin ser tan popular", el pulpo es una de la "variedades gastronómicas" de Asturias y, de hecho, hay "una peña que viene todos los años" a la Fiesta del Pulpo de la localidad, ha apuntado.

Prueba de ello es la "gran cantidad de pulperías gallegas" que hay en Asturias, según Tejón, quien ha afirmado que el pulpo es "parte de la gastronomía" que hermana las comunidades gallega y asturiana.

El pulpo gallego, debido a su éxito, es todavía escaso para alimentar tal apetito y las autoridades mantienen desde hace años periodos de veda y restricciones a las capturas, por lo que la mitad del cefalópodo que se consume en Galicia procede de otras latitudes, principalmente de las costa atlántica africana