Alejandro Efraín acaba de perder a uno de sus perros por culpa de un cáncer y el duelo está en su mente. "Tintín, así se llamaba, era un perro cruce de Boxer y Dogo. Lo rescaté de un coche en el que llevaba dos días encerrado. No dudé en romper la ventana y llevármelo para casa. Su dueño tenía problemas personales y creo que hasta me lo agradeció". Este verinense es el padre de Perla Negra, un cruce de belga, que vive en la naturaleza de una finca familiar. "Tengo un piso en Verín que está a dos minutos de la casa de mis padres, así que no tardo nada en ir a verla. Ella está allí feliz corriendo y jugando". Este ourensano explica que "en los pueblos pequeños hay mucha gente que no tiene registrado el perro". Y finaliza: "Desde que montaron la protectora se ve un incremento de perros y adoptarlo es más barato", dice Alejandro, que ve en Perla Negra un ser importante en su vida, que "forma parte de mi pequeña gran familia y la de mis padres".