"Tenía muchas ganas de tener un perro y disfrutar de su compañía", responde al otro lado del teléfono Elena Estévez. Ella es la "madre" de dos perros que adoptó y de otros dos que encontró. Los primeros, Mora y Canela. "Fui a adoptar un perro a la protectora y cuando me di cuenta me había enamorado de otro. Al final, traje los dos", dice la ourensana, que tiene una finca en la que asiduamente juega con sus cuatro canes. "Max y San son dos perros que me encontré en plena carretera y los recogí", añade. Aunque confiesa que "a veces dan un poco de trabajo, son tranquilos, obedientes, cuidadosos y están completamente adaptados".

Mora y Max son cruce de pastor, Canela es una podenca y San es mestizo. Los cuatro, junto a otros tantos gatos, viven en una casa en Vilar de Atrés. "Ellos tienen sus jerarquías y los mayores enseñan la normas a los nuevos. Además, dentro de casa cada uno tiene su cama y no hay ningún problema".