El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, adelantó ayer que el gobierno local va a retomar una vieja reivindicación que Democracia Ourensana defendió siendo oposición: la ampliación de la Plaza de San Martiño mediante el derribo del antiguo edificio de la Policía Local, lo que dejaría a la vista las escalinatas y fachada principal de la catedral de Ourense, constreñida desde hace años por ese edificio que ha dejado ya su uso policial y se mantiene como sede de distintas oficinas municipales.
Así lo adelantó ayer Gonzalo Pérez Jácome en el transcurso de la primera reunión que mantuvo en calidad de alcalde de Ourense con el obispo de la diócesis, Leonardo Lemos, que lo invitó a acudir al Obispado para abordar algunos proyectos de obra que pueden ser de interés para la ciudad y buscar vías de colaboración que permitan desbloquearlos.
También le hizo la petición formal, aceptada por Jácome, de que sea este último, en su condición de alcalde, el que haga la ofrenda floral y peticiones anuales a San Martiño, patrón de la ciudad, durante la misa que se celebra cada año en la catedral.
Pese a la discreción del alcalde y prelado sobre los temas que abordaron, Pérez Jácome sí adelantó, a preguntas de los informadores, que va a volver a intentar reactivar el proyecto de derribo del edificio de la Policía Local de Ourense, para poder crear esa gran plaza abierta por la que lleva ya dos mandatos peleando DO y que dejaría a la vista la mencionada escalinata de la catedral al ampliar la plaza de San Martiño, creando un espacio único. "La idea es aspirar a esa gran plaza abierta; vamos a intentarlo y a ver qué dice Patrimonio", indicó, pues fue ese departamento de la Xunta el que puso pegas anteriormente.
Desde hace años, Jácome, en su condición entonces de líder de oposición, criticó "el tremendo error de aprobar la construcción de un edificio (el viejo de la Policía Local) que básicamente desvirtúa y disfraza el impacto visual de uno de los principales elementos turísticos de la ciudad", en alusión a la catedral, oculta por esa obra de finales del siglo XX.
En su momento, la Xunta denegó la petición alegando que se trata de un edificio protegido, que ahora alberga oficinas del concello. No obstante, los técnicos opinan que la demolición del viejo edificio policial podría tener encaje si se incluye una recalificación dentro de la revisión del Plan Especial de Reforma Interior, PERI del casco viejo, donde se ubica. Lo cierto es que despejar esa plaza sería dar visibilidad a una de las zonas mas emblemáticas de la ciudad.
