La diversión y el descanso; la actividad de los establecimientos de ocio y la tranquilidad en el hogar de los vecinos de la zona. Son asuntos que resultan incompatibles en algunos lugares de la ciudad, como determinadas calles del casco histórico y otras como Doctor Fleming con Parada Justel, por la perturbación que algunos locales de ocio causan a los residentes en mitad de la madrugada. En la primera mitad del año, una media de una treintena de controles mensuales por parte de la Policía Local se saldó con un total de 58 denuncias por exceso de horarios e incumplimientos de la normativa de ruido.
Los agentes del cuerpo municipal de seguridad efectuaron 179 controles en establecimientos públicos de ocio nocturno (bares, pubs y discotecas), fundamentalmente en la zona histórica. Como resultado de esas comprobaciones, durante la primera mitad del año se tramitaron 36 denuncias por exceso del horario máximo permitido, 22 por incumplimiento de la normativa de ruidos y vibraciones (por operar con puertas o ventanas abiertas, por el nivel de los equipos de sonido o tras hacer mediciones), así como 2 denuncias por incumplimiento de la ley antitabaco en ese tipo de locales más 6 informes contra establecimientos que funcionaban sin ajustarse a la licencia, de bar o café bar especial.
A falta de consenso político sobre qué hacer con el botellón, los agentes de la autoridad continúan controlando las zonas en las que suelen reunirse los grupos a beber, a efectos preventivos y disuasorios. Entre enero y junio de este año, según la estadística policial, hubo 84 vigilancias y controles por parte de la Policía Local, todos los fines de semana (las noches del jueves al sábado) y las vísperas de festivo, en zonas como Plaza del Trigo, Plaza de la Estrella, Parque de las zapatillas, las termas, el Auditorio o la Plaza de San Antonio.
