En una ciudad como es Ourense, atravesada por un río caudaloso, con alto riesgo de incendios en verano y un casco histórico en el que los fuegos urbanos complican los trabajos de extinción, el cuerpo de bomberos está bajo mínimos, en una situación de casi SOS. En los tres meses estivales, debido a los turnos de vacaciones no es posible llegar al mínimo de 11 profesionales por cada turno de 24 horas. Trabajan 8 bomberos, aseguró ayer la jefa de servicio. La Unión Europea recomienda una ratio de este tipo de profesionales de uno por cada 1.000 habitantes. La población de la ciudad es de 105.505 vecinos, por lo que debería haber 105 bomberos, pero la realidad está lejos de los estándares: la plantilla está conformada por menos de la mitad, 50 efectivos, incluyendo al oficial. "El mínimo recomendable serían 70", subraya la jefa de servicio, una meta que también queda lejos.

Ayer a mediodía, por ejemplo, salvo el operador telefónico y la jefa del turno acudió todo el personal disponible -6 bomberos-, con la autobomba y el vehículo escalera, para sofocar un fuego iniciado en cuadro eléctrico de un piso de Progreso, cuyo morador no estaba. Ardió una caja de conexionado eléctrico que estaba encima del cuadro general de distribución, derritió el cuadro y quemó unos paraguas y parte de una alfombra.

El alcalde, Gonzalo Jácome, afirmó la semana pasada que uno de los objetivos del mandato es incorporar técnicos cualificados al Concello de Ourense y solucionar la falta de personal en servicios básicos como Policía Local y Bomberos. Ayer, representantes sindicales del parque se reunieron con el regidor y con el edil de Recursos Humanos, Armando Ojea (DO). Jácome se compromete a mantener reuniones con los delegados de los trabajadores y atender las demandas de los bomberos. Pese a alguna crítica cuando era oposición, como el tuit en el que cuestionaba la eficacia en la extinción en el incendio de A Chavasqueira, el alcalde asegura ahora que el servicio es "básico y vital, más teniendo en cuenta la precariedad del organigrama y las limitaciones de material".

El regidor promete cumplir con la modificación presupuestaria de 1,2 millones de euros destinada a mejorar el parque. Porque a las carencias de efectivos se suman pocos medios. "Hace falta sustituir el vehículo de rescate, que ya es antiguo. Y además es necesario tener un vehículo forestal y otro equipo de excarcelación. Lo más urgente va por ahí", señalaba la jefa de servicio responsable del turno de ayer.

La partida de 1,2 millones tiene como finalidad, precisamente, dotar vehículos y equipos para la extinción y rescate. "Queremos que también nos dejen usarlo para formación", añaden los profesionales.

A la reunión de ayer con el regidor asistieron Diego García (SPPME), Leandro González (USO), Alfonso Iglesias (CSIF), Iago Estévez (UGT) y Amancio Rodríguez (CC OO), quien ejerció de portavoz. "Foi moito mellor do esperado, en todo momento o alcalde mostrouse comprensivo coa necesidade do parque de bombeiros. O ambiente foi moi bo. Estamos encantados do trato, parece que vai haber boa sintonía e esperamos seguir con esta liña de traballo", afirmó el delegado.

Por su parte, el edil de Recursos Humanos, Armando Ojea, destacó el "buen clima" de la primera conversación y la "disponibilidad" de los representantes sindicales.