Nada menos que unas 400 radios posee Severino Bermello Puga, de 81 años, natural del pueblo de A Touza, en Maside, que tiene una afición por coleccionar estos aparatos. Tiene ejemplares del año 1924 en adelante, que los ha comprado unos, otros cambiando, y todos funcionan ya que de lo contrario observa "serían trastos inútiles".
Es una afición que tiene desde los 35 años, y para obtenerlas ha viajado a ferias de antigüedades en el País Vasco, Navarra, e incluso estuvo en Francia en la Feria de las Pulgas de París, y a cambiando con otros coleccionistas. Todos funcionan, unos con baterías que se fabrican exclusivamente para esas radios, otros con baterías de coche, y otros con electricidad.
Tiene aparatos del año 1924 en adelante y entre ellos uno que apunta lo usaban en la guerra de Angola los UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola" y que "se la compré a un mercenario que la trajo del País Vasco". El más caro de los que tiene está entre los 1.000 y 1.200 euros.
Explica que su obsesión por las radios es algo que "nace con uno, me han gustado", y que él trabajó en un departamento de reparación de estos aparatos y en Renfe.
La mayoría los tiene en su casa de A Touza, pero las mejores en su casa de Ourense y repartidas en las de sus hijos. Y cuando está en la aldea le gusta encenderlas y escuchar música. Tiene alarmas y "más trampas" para evadir a los ladrones. La más moderna es del año 1964, y destaca que ya se dejaron de fabricar los aparatos de lámparas de que son los antiguos, y los modernos ahora son de transistores.
Apunta Bermello que su afición es cara porque "ya no hay piezas y las hay que pedir al extranjero y son costosas", pero que en Argentina hay un mercado muy bueno para conseguirlas", ya que este país "siempre fue pionero para ello". Indica que cuando empezó a coleccionar las radios se conseguían fácil, y que se divierte arreglándolas, aunque hay algunas "destrozadas y toma tiempo repararlas".