Durante tres años, las tierras de cultivo de A Limia serán escenario de pruebas experimentales desarrolladas por investigadores del campus de Ourense dirigidas a mejorar la rentabilidad y calidad de la producción de patata y otros cultivos. Este proyecto, de importante impacto ecológico y económico, trasciende el ámbito local ya que forma parte de una cadena de ensayos coordinados desde la Facultad de Ciencias que se realizarán de forma simultánea en otros seis países europeos.

De estos estudios y las conclusiones que se obtengan saldrá una batería de recomendaciones dirigidas a mejorar las políticas agrarias en Europa en términos de sostenibilidad y competitividad que será entregada al final del proyecto a la Comisión Europea, que es el organismo financiador.

La iniciativa global, denominada SoildiverAgro, tiene una duración de cinco años y ha obtenido una partida de siete millones de euros del programa H2020 para la investigación e innovación en Europa, de los que 987.875 euros corresponden al estudio que el grupo ourensano realizará en A Limia con apoyo del Inorde y la colaboración del agricultor local Rubén Rodríguez.

El macroproyecto engloba a 22 socios de España, Finlandia, Bélgica, Alemania, Estonia, Dinamarca y República Checa, pero al frente de todos ellos está David Fernández Calviño, investigador Ramón y Cajal del campus de Ourense y miembro del equipo BV1 de la Facultad de Ciencias, reconocido por la Xunta de Galicia como grupo de referencia competitiva. Coordinar desde los laboratorios de la ciudad de As Burgas una actuación de tal calado supone un hito para el campus y un desafío en el que se han implicado cuatro departamentos: Edafología y Química Agrícola (que pilota el proyecto), Botánica, Economía Aplicada y Ecología y Biología Animal.

El estudio en la región gallega se localiza en A Limia, donde el grupo se ha propuesto mejorar la biodiversidad del suelo usando los microorganismos que en él habitan para evitar la incidencia de plagas y elementos contaminantes procedentes de los pesticidas y fertilizantes. Durante el primer año se definirán las actuaciones y será a partir del segundo cuando comiencen los ensayos en las parcelas del Centro de Desenvolvemento Agrogandeiro, del Inorde.

El estudio de campo, explica Fernández Calviño, se estructura en tres pruebas.

La primera se centra en la mejora de los cultivos de la zona a través de nuevas rotaciones que incluyan un mayor número de cultivos (incluidas las leguminosas) y así evitar la repetición sistemática de plantaciones de patata. "Actualmente alternan pataca e cereal, pero sabemos que incrementar o número de cultivos aumenta a biodiversidade e reduce a incidencia de pragas", explica. Las leguminosas serían una buena alternativa porque tienen la capacidad de aportar de forma natural el nitrógeno que necesita el suelo para la agricultura y que, en el caso de la patata, se está introduciendo a través de fertilizantes. "O que queremos comprobar e se ao incrementar a biodiversidade e o número de cultivos que se introducen nas rotacións, se reducen as enfermidades que están afectando á pataca", señala Calviño.

Esta parte del estudio incorpora también al departamento de Economía Aplicada pues implica concretar si la variación en la rotación de los cultivos es rentable y puede ser asumida por los potenciales usuarios del proyecto, que son los agricultores. En este sentido, Calviño destaca que el proyecto tratará de identificar también los problemas que puedan surgir en la cadena de valor como por ejemplo, la inexistencia en A Limia de una industria congeladora de legumbres en el caso de que se demostrase la viabilidad del cultivo de leguminosas. "Os proxectos europeos obrigan a plantexar problemas desde moitos puntos de vista; o noso non é só un estudio agronómico e ambiental, senón tamén económico e social porque queremos avaliar se o que propoñemos é ou non rendible".

La segunda línea de trabajo buscará reducir la incidencia de las enfermedades, y en especial, la de la sarna de la patata, que tiene que ver con el pH del suelo. El proyecto introducirá microrrizas que protegen la planta y la ayudan a captar los nutrientes del suelo reduciendo el uso masivo que ahora se produce de fertilizantes a base de fósforo. David Fernández explica que este elemento ya está presente en la tierra pero, paradójicamente, debido a que el suelo de A Limia tiene un pH muy bajo, no está disponible para las plantas.

El tercer ensayo tiene que ver con la elevada presencia de nematodos en los terrenos en los que siempre se cultiva patata y que reducen su productividad. Para evitarlo se emplean cantidades muy elevadas de nematicidas que contaminan el suelo y las aguas. La propuesta consiste en introducir plantas de la misma familia que actúan como trampas para este microorganismo.