Los indicadores demográficos en la provincia de Ourense son cada vez menos esperanzadores. Desde hace décadas la tendencia es negativa y la brecha entre los nacimientos y las defunciones es cada vez mayor.

Según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística, el año 2018 cerró con datos desalentadores: por cada bebé nacido se registraron tres defunciones. Esto significa que el crecimiento vegetativo de la población en Ourense además de negativo, es alarmantemente preocupante, con un saldo en números rojos de 3.251 personas menos en un sólo año.

Desde hace tiempo los expertos en demografía han puesto el foco en los movimientos migratorios. Dinamizar el sistema productivo y atraer población inmigrante a las zonas de máxima prioridad, y Ourense es una de ellas, son medidas que arrojarían luz sobre las estadísticas. Pero por el momento, la regresión es imparable en la provincia más envejecida.

En 2018 se contabilizaron 1.486 nacimientos en Ourense, 223 menos que en 2017, lo que se traduce en una caída del 13% en un sólo año. La tasa de natalidad se situó ese ejercicio en 4,82 bebés por cada mil habitantes, la más baja de todo el territorio nacional y el peor registro en una serie que se inició en 1975. En los últimos diez años la natalidad se precipitó en la provincia pasando de los 2.156 niños nacidos en 2008 a los 1.486 del pasado año, lo que supone una caída del 31% en una década.

Y mientras decae la actividad en los paritorios de los hospitales ourensanos, el trabajo no cesa en los tanatorios. La tasa de mortalidad ha crecido cinco puntos en cuatro décadas. En 2018 se registraron 15,38 defunciones por cada mil habitantes en Ourense, la más elevada de la serie histórica y la tercera más alta de España, por detrás de Zamora y Lugo. El pasado año se registraron 4.737 defunciones, 44 más que el año anterior.

Con el crecimiento negativo de la población tiene mucho que ver que la tasa de fecundidad de Ourense es también la más baja de España. En esta provincia sólo nacen 26 hijos por cada mil mujeres, casi diez puntos por debajo de la media nacional, que se sitúa en 35. Y si en 2017 la media era de 1,03 hijos por mujer en edad fértil, el pasado año bajó a 0,92. Las ourensanas tienen de media 31,52 años cuando nace su primer hijo

El docente e investigador del campus experto en demografía, Xosé Antón Díaz, urge políticas estratégicas para revertir esta tendencia que afecta a toda la geografía nacional, pero con especial incidencia al interior de Galicia: "Son muchas las actuaciones que se deben llevar a cabo para frenar con éxito esta sangría demográfica, que exige la realización de no pocos estudios y la implementación de acciones de gobierno", señala.