En febrero de este año un equipo de arqueólogos e historiadores de Sputnik Labrego y Estela Arqueoloxía e Patrimonio S.L, que realizaban un trabajo de investigación sobre los refugios de la guerrilla antifranquista, descubrió en Casaio, en el concello ourensano de Carballeda de Valdeorras y en una zona de frontera entre Galicia y la meseta, en los que se ocultaban los guerrilleros, el que se consideró ya entonces como el mayor legado de pintura esquemática prehistórica peninsular, que data previsiblemente de hace 4.000 o 5.000 años. El lugar, denominado como Pala de Cabra, y propiedad mancomunada de los vecinos de Casaio, entró en el proceso de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) por el valor del hallazgo.

Los investigadores comenzaron a realizar por su cuenta los primeros análisis científicos, tanto con visitas a esta zona a 2.000 metros de altura como en laboratorio y ayer, cuatro meses después de aquel descubrimiento histórico, varios miembros de ese equipo de investigadores multidisciplinar, hicieron públicos en Santiago de Compostela los primeros resultados. Han conseguido detectar quince pinturas e identificar hasta 40 motivos distintos, la mayoría de ídolos oculados (con ojos) y figuras soleiformes (en forma de sol). Además ayer durante esta primera comparecencia pública presentaron el estudio realizado ya sobre siete de ellas, que mostraron ayer.

Entre los avances más importantes, según Carlos Tejerizo, arqueólogo del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC y director del proyecto, es que por el tipo de legado "ya tenemos más claro que Casaio pudo ser el eje de confluencia entre los dos artes prehistóricos de la época calcolítica, que son el arte atlántico, referido a estas manifestación en forma de petroglifos, que abundan en toda la costa, y por otro lado el arte del sur, mediterráneo, quimérico o esquemático que proviene del sur", explica, lo que "convierte este hallazgo en algo excepcional y espectacular" indica.

En la charla de ayer también intervinieron Felipe Criado Boado, de Incipit CSIC, Francisco Alonso Toucido (Estela Arqueoloxía) y Manuel Santos Estévez, de la Universidade de Minho.

Pueblos nómadas

Señalaron que los primeros estudios parecen avalar que los autores tenían relación con el intercambio ganadero, y desde Pala de Cabras, se iban moviendo como nómadas moviéndose desde el interior de Galicia hacia la meseta y el norte de Portugal.

También "creemos que el lugar no fue elegido al azar, hay una cascada, la orientación de la cueva, el paisaje, permiten hacer un control estricto de todo su entorno, y además de estar en un lugar de abrigo y protegido, las pinturas se hacen de un lado de la cueva y posiblemente en los dibujos para los que pasaran por ese refugio", indica Tejerizo.

Ayer también el público asistente a esta primer análisis pudo disfrutar de la fotos de siete ídolos oculados que podrían ser divinidades y otros dibujos soleiformes de adoración al sol. Estos ídolos oculados lo que hacen es esquematizar la figura de la persona y "representa esa vinculación entre dos mundos, lo humano y lo divino". Aún les falta más trabajo analítico "pues no sabemos si eran solo lugares de reposo, o incluso una especie de zonas de comunicación a otras personas, inicialmente solo teníamos uno y dos de ellos de un modelo muy concreto que habíamos visto en Murcia, en Cuenca y otro similar al identificado en Tras Os Montes".

Eso avalaría que ahí a 2.000 metros de altitud, tocando el cielo de Galicia, podría estar ese corredor de ideas, arte y cultura de hace más de 5.000 años, indican los investigadores.