Tres experiencias con sede en O Ribeiro aportaron ayer una visión femenina sobre la viticultura, un sector en el que las mujeres son minoría a pesar de que siempre han estado presentes en el proceso de elaboración del vino. Xulia Mar Bande, Mónica Albor e Iria Otero protagonizaron una mesa en el Centro Cultural Marcos Valcárcel que se cerró con una cata de sus vinos.

Xulia Mar Bande relató que se enganchó al sector por influencia de su abuelo y después de tres décadas de trabajo dando continuidad a la empresa, en 2015 decidió elaborar su propio vino. La marca "Son de arrieiro" rinde homenaje, precisamente, a su abuelo, que era arriero. Empezó con fuerza y el primer año de lanzamiento obtuvo un reconocimiento como mejor tinto de Galicia y logró referencias en la guía Parker. "Fue un empujón para darme a conocer", destacó. Admite que iniciar la actividad en un sector masculinizado "fue difícil porque los hombres no esperaban ver a una mujer al frente; preguntaban ¿dónde está el jefe?". Eso fue al principio pero ahora "la mujer está muy presente en el sector".

Iria Otero era farmacéutica, trabajó en Londres y aterrizó en el mundo del vino empezando desde cero. Dejó todo atrás y estudió Enología en La Rioja. Tras varias experiencias como elaboradora de vinos se instaló en Leiro y puso en marcha el proyecto "Vinos con memoria". En la actualidad comercializa una media de diez mil botellas de tres marcas "Sacabeira", de la DO Rías Baixas; "4 muras", de Ribeira Sacra, y el Ribeiro "A Seara". Explica que muchas de sus compañeras "acabaron en laboratorios o control de calidad y muy pocas llevando bodegas". Esto ha cambiado, afirma, "aunque en Galicia seguimos siendo una minoría; la viticultura es un mundo muy masculinizado, hay que demostrar mucho".

Mónica Albor representa a la cuarta generación en el negocio familiar pero es la primera mujer en dirigir. Tomó las riendas al jubilarse su padre y llevó a cabo un cambio de imagen y marca. Ahora su vino se llama Mónica Albor y produce dos blancos y un tinto. "Tengo el apoyo de mi padre y del enólogo Pablo Estévez y estoy aprendiendo cada día; no trato de crecer ni de expandirme, solo de mantener las raíces de mi familia". Es la primera mujer que asume la gerencia pero, matiza, las madres, las abuelas, han estado siempre trabajando en todas las fases del vino.