El psiquiátrico de Toén, la capilla de San Bieito de Cova do Lovo, las piedras que hacían crepitar las jeringuillas de los yonquis en las traseras de la cárcel vieja, la matanza del cerdo, las marquesinas que propician un beso adolescente. La ciudad de As Burgas configuró el primer universo de Ricardo F. Colmenero (Ourense, 1977). A escribir, sostiene el Premio Nacional de Periodismo Julio Camba de 2018, se aprende por envidia. Hoy, a las 20 horas, acompañado por los autores ourensanos Manuel de Lorenzo y Juan Tallón, presenta en el Liceo Literatura infiel (Círculo de Tiza), una recopilación de columnas ya publicadas y de numerosos artículos inéditos -más de la mitad del libro- que componen una narración coral, cronológica y autobiográfica. Vuelve al Liceo que inspiró Las abuelas de terracota: "Nada más bajar los escalones de mármol, a uno le tiemblan las piernas por el respeto que imponen unos ojos que suman 2.800 años. Las abuelas gallegas lo observan a uno desde una frase de Goethe: "Prefiero la injusticia al desorden".

- Llegas con tus columnas, todas juntas en un libro, a Ourense, el lugar de inspiración de muchas.

- Me apetece porque es mi casa y porque mi madre montó la presentación en el Liceo con muchas de sus amigas. Es una encerrona de la que no podía huir, porque mi madre fue campeona de Ourense de tiro con carabina y sigue disparando bastante bien a pesar de su notable pérdida de visión.

- El Liceo aparece en una columna, creo que de tus favoritas: 'Las abuelas de terracota'.

- Son todas esas abuelas de acero, con pinta de haber ganado la guerra de paliza aunque la hayan perdido. Ante ellas hay que rendirse y hay que conservarlas como patrimonio no solo de la ciudad sino de la humanidad.

- Exportas en tus artículos paisajes referenciales de Ourense: el psiquiátrico de Toén, las traseras de la cárcel vieja donde destrozabas jeringuillas, las marquesinas, la matanza, "las vecinas enlutadas que bajan de los autobuses".

- Al tener que ordenar el libro de forma cronológica para que fuera una novela autobiográfica, conmigo como personaje principal, muy caricaturizado por supuesto, cuando terminé me di cuenta de tres influencias claras: el Irse a Madrid, de Jabois; la parte de mi hijo Iago sería un Cómo conocí a vuestra madre y la primera parte es el Big Fish de Tim Burton . Ese realismo mágico, en Galicia no lo necesitas porque sale de forma natural, lo tenemos asumido y no nos llama tanto la atención. Si mi madre tiraba con carabina es porque tiraba con carabina. Si mi perro era el monaguillo de la iglesia es porque era el monaguillo de la iglesia de San Lorenzo de Piñor. Y veía a mi hermano, con discapacidad intelectual, como a Karl, ese gigante que acompaña a Ewan McGregor en sus aventuras, al principio de Big Fish.

- ¿Escribir ejercita la retranca?

- No sé escribir de otra manera. Soy un emigrado, me fui de Galicia con 18 años pero sigo siendo un escritor gallego. Siempre digo que a escribir se aprende por envidia. Cuando empecé a envidiar a Gistau, Jabois, Tallón, Manu de Lorenzo o Cabeleira yo estaba lejos de Galicia, y era como escuchar la voz de mi casa. Leer sus columnas era una forma de viajar a casa. Y yo creía que podía intentarlo también.

- ¿Qué te ha dado el periodismo y qué el columnismo, además de un premio Julio Camba?

- Soy periodista. A la columna le dedico muy poco tiempo y da igual cuántas haga, me pagan lo mismo. Cobro para hacer lo que me toque, sea la Diada en Barcelona, las elecciones en Galicia o una entrevista a Paris Hilton en Ibiza. El periodismo es el género en el que me siento cómodo y en el que disfruto. Tampoco estoy seguro de que sea columnista porque cuento anécdotas y vivencias. Disfruto leyendo a los compañeros y también columnas mías que estén muy bien escritas, pero para eso tengo que pasar el trámite de escarbar dentro de mí hasta que salga algo, y es bastante costoso. Sin embargo, en el reportaje, la entrevista o la noticia es más sencillo para mí.

- Una narración personal te permite abordar varios de los grandes temas universales: la nostalgia, el miedo, el amor o la muerte.

- Esto funciona porque Ricardo F. Colmenero desaparece enseguida, en la tercera línea. Esto funciona porque es el lector el que se identifica, porque mi vida no interesa a nadie. Se cuentan cosas que, más o menos, nos pasan a todos.

- ¿Cómo cambia publicar en un periódico piezas que a veces caducan enseguida, a verlas plasmadas en un libro y que den lugar a una lectura más pausada?

- Cuando me dieron el Camba hacía muy poco que sabía quién era Julio Camba. Y al descubrirlo vi que sus columnas, escritas hace 100 años, se podían publicar en un diario mañana. Me gusta pensar que este libro se podrá leer dentro de 50 años y que mantendrá la misma vigencia. A veces se confunde la realidad con la actualidad. Jabois hablaba de que estar muy pendiente de las noticias, el papel y los informativos era un poco como volverse loco leyendo novelas de caballerías, que desconectabas de la realidad. Si hablo de la muerte de un familiar, de una exnovia o de un hermano con una discapacidad intelectual estoy hablando de la realidad.

- Desmitificas la paternidad: "Es un estado mental que se alimenta de miedo. El miedo te ayuda a mantener a tu hijo con vida al tiempo que consume la tuya".

- Intento escapar de la ñoñería aunque a veces no lo consigo. Nada es fácil pero a la vez es una experiencia increíble y maravillosa, aunque se tenga que leer entre líneas. Es otro estado físico y mental que no puedes experimentar desde la distancia ni con el ejemplo de sobrinos o conocidos. Es como si tu organismo cambiara, como si te picara una araña y de repente fueras Spiderman. Ya no eres la misma persona.