El cabo primero José Miguel Sobrino Pérez comió en casa el 17 de noviembre de 2003 antes de iniciar su jornada. En Barreiros, a dos kilómetros de su domicilio, sufrió un siniestro en acto de servicio con la moto y falleció. Tenía 35 años. Ayer, en el acto de conmemoración del 175º aniversario de la Guardia Civil, la Comandancia de Ourense homenajeó al agente y a su familia, entregando una placa a la señora que lo crió y sacó adelante, a su madre. Antonia Pérez Santás, Toñita en su pueblo de la Castellana (San Cibrao das Viñas), destaca que su hijo era "un guardia civil de vocación, que llevaba la profesión dentro".

Tras el fatídico siniestro, la Comandancia acogió el acto fúnebre. Aquel día, de cuerpo presente, impusieron al cabo una distinción. El año pasado, el Sector de Tráfico de A Coruña organizó un homenaje que, como ayer, emocionó a la progenitora. "Por un lado estaba alegre porque lo apreciaban pero, por otro, tenía mucha pena", cuenta. En la familia no había guardias civiles. Un tío de Toña fue militar y esa era la carrera que José Miguel tenía claro desde la juventud. "Siempre quiso ser militar. Nuestra situación no era muy boyante. Estaba haciendo bachillerato en el Instituto Otero Pedrayo, llegó un día y dijo: me he enterado que se puede hacer la mili por la Guardia Civil y así ya gano un poquito y además me puedo quedar en el cuerpo. Era muy estudioso, tenía una inteligencia fuera de serie. Yo nunca lo veía estudiar y siempre sacaba sobresalientes".

Sobrino hizo el servicio en Úbeda y con 19 años ya era guardia profesional. Su primer destino fue en la provincia, en Baltar. Después estuvo en Palma de Mallorca 4 años y medio y posteriormente en Bilbao, en años todavía duros de ETA. "Aunque él a mí no me quería preocupar, lo veía salir de casa siempre vestido de paisano y cuando me asusté mucho fue al que llevaba el chaleco". También trabajó en Benavente. En 2003 era guardia de Tráfico en Ourense.

El acto de ayer sirvió de homenaje a los caídos y de distinción a 7 guardias en la reserva y retirados, y a 18 en activo, por distintos méritos, como la captura de una banda de cinco personas que cometió 22 robos en Ourense y Pontevedra en 2017, así como por la "abnegada" ayuda en la catástrofe incendiaria de octubre de 2017, con 592 personas desalojadas, un fallecido en Carballeda de Avia, 142 fuegos en un solo fin de semana y 22.117,9 hectáreas arrasadas.

El coronel, sin fecha de marcha

Manuel Javier Novo ejerce la jefatura interina de la Comandancia de Ourense tras su ascenso a coronel, un rango que implica cambio de destino, ya que en la provincia el mando debe ser teniente coronel. Hasta que se publique el nuevo reglamento de destinos no se convocará el concurso de vacantes. No hay fecha por ahora para su adiós. Novo, que cumple 56 años en agosto, deja ya claro que su estancia en Ourense, donde comanda desde 2011 a unos 850 guardias repartidos en 33 puestos, ha sido "un honor y una satisfacción, tanto a nivel personal como profesional", salvo por hechos graves que no se han esclarecido por completo, como el crimen del párroco de Vilanova dos Infantes (Celanova), Adolfo Enríquez, y el robo de la talla diminuta de la Virxe do Cristal, en marzo de 2015. "No soy de dar consejos", dice, pero a su sucesor le aconseja "que aproveche los recursos humanos y la estancia en la provincia, porque cuando se vaya la echará de menos".

Además del 175º aniversario de la Guardia Civil, Tráfico alcanza los 60 años de actividad y el Seprona, 30. Este año se cumplen 31 del ingreso de la mujer en el cuerpo, igualitario desde 1988.