El septuagenario G. P. N. se conformó ayer con una condena de 6 meses de prisión por coacciones a tres menores de edad, más una multa de 2.160 euros por quebrantar una medida cautelar que le impedía aproximarse a menos de 500 metros de tres menores, de su domicilio, de su centro de estudios o de cualquier lugar en el que estuvieran. Sin embargo, vulneró la orden y siguió a dos, como queda probado.

El auto que le prohibía tener contacto con las jóvenes se dictó en septiembre de 2018. El 14 de octubre salió del domicilio en el que residía una de las menores. El 25 de octubre se dirigió sobre las 10.10 horas al Instituto Otero Pedrayo de la ciudad, donde estudiaba otra de las chicas, a la que se le quedó mirando reiteradamente. El 29 de octubre, en torno a las 18.20 horas, siguió nuevamente a esta chica, que le sacó unas fotos para su versión fuera creída.

Sucedió en más ocasiones. El 20 de diciembre los policías que protegían a una de las menores comprobaron cómo el acusado la seguía por la calle Serra Martiñá, motivo por el que fue detenido. Los continuos seguimientos que el septuagenario hizo a una de las menores le causaron temor y una crisis de ansiedad.