Sor Sara afirma que son muchos los recuerdos "y en la mayoría de los casos nuestra labor además de residencial y de apoyo era como una familia de acogida, en tanto no se solucionaba el problema de ese niño o esa niña en su casa, y la familia biológica pudiera recuperar la tutela".

Pero lo más difícil "era despedirse en algún caso en que el niño o niña, te la traían casi bebés, a veces enfermos y los habías cuidado y visto crecer".

Ahora mismo sigue a través de su Facebook a través de esos jóvenes ahora mayores de edad con los que siguen teniendo contacto las monjas.

En cuanto a la paradójica labor de estas hermanas que habiendo renunciado a la maternidad para ser monjas, se convirtieron en "madres" de familia numerosa, reconoce que "lo más difícil a veces eran los padres que creaban conflictos; lo niños no".