Mariflor Sanmartín -86 años- recita un poema propio que refleja cómo nació un amor que sigue floreciendo seis décadas después. Crea versos desde la juventud, sus pasiones eran leer y escribir. Tiene el título de maestra pero tras una interinidad y problemas de salud no volvió a ejercer, si bien preparó a gente que se marchaba a la emigración. Busca un cuaderno con sus poemas pasados a ordenador por el marido. José Luis Brea, de la misma edad, se emociona cuando la escucha recitar, como si estuviese componiendo en ese momento lo que sintió por él la primera vez. Sus ojos brillan. El día que sentí el amor, se titula el poema. "El día que sentí el amor el cielo estaba azul, el aire transparente, tranquila la corriente, los campos en flor y mil pájaros volaban por los floridos manzanos anunciando el amor. Ese día aspiré el perfume de todas las flores, escuché finas melodías de arpas y violines en todos los alcores, se fueron mis penas, me circuló por las venas un río de pasión y brotaron rosas en mi corazón". Mariflor matiza que su esposo es "de matemáticas, no de mucha poesía" pero José Luis se muestra radiante: "Cómo no me voy a sentir feliz. Y tanto que llega dentro", afirma, y la emoción aflora.

El pasado 30 de marzo,esta pareja que reside en Ourense -desde hace casi medio siglo- cumplió 60 años casados, tras doce meses siendo "amigos" y un noviazgo posterior que fue el paso previo al altar.

Esta semana festejaron con la familia. Tienen un hijo, el abogado Xosé Luís Brea, quien para Mariflor aún es "el niño", y dos nietos. El propósito a partir de ahora es brindar por la longevidad de su matrimonio con más frecuencia. "Vamos a pasar de celebrar en años señalados a juntarnos de año en año. Eso hemos dicho a los nietos. Esperar otros diez años es algo mucho", coinciden sonriendo.

¿Cuál es el secreto para que un matrimonio sobreviva al tiempo? "Al principio estábamos bastante separados, por los trabajos, y nos queríamos más porque no existían las actuales facilidades para poder verse", introduce José Luis, que tras estudiar en el seminario fue profesor sustituto y, hasta la retirada, trabajador en empresas del sector lácteo. "El secreto es quererse, respetarse el uno al otro y resaltar los puntos positivos de la pareja, no fijarse en los negativos, porque así fallan muchos matrimonios", incide ella. En una convivencia tan prolongada también han existido algunos rifirrafes, claro, "pero lo arreglábamos enseguida, no éramos capaces de estar enfadados". Mariflor no duda a la siguiente pregunta: "Sí, el amor puede durar toda la vida".

Su noviazgo comenzó cuando tenían 23 años y José Luis regresó después de cumplir con la mili, destinado en Huesca y Zaragoza. "Yo entonces apenas lo conocía, no lo trataba nada", recuerda Mariflor. "Eu conocíaa máis porque a vía máis veces". Se cruzaron en la carretera durante una procesión y él hizo una broma con el rótulo de un estandarte. Ahora considera que "fue casi un insulto, sin darme cuenta".

Superado aquel malentendido la relación se estrechó en una fiesta. "Vino a bailar y a pedirme disculpas y yo hice como si no hubiera pasado nada. Seguimos hablando, nos encontramos muy a gusto charlando y desde ahí continuamos". El enlace se ofició en el santuario de Nosa Señora do Corpiño, en Lalín, el lugar de origen de ambos. Celebraron en casa, con un banquete en la palleira para la familia y los amigos. Era lunes de Pascua. "Llovía y dicen que eso trae suerte", bromea Mariflor. El vaticinio acertó. Su amor resiste al tiempo.