Cientos de personas participaron en la procesión de Ramos, tras la talla de la Borriquilla (1960), obra del escultor de Santiago José Andrey. Representa la imagen de Jesús, a lomos de una borriquilla que lleva su asnillo al lado. Se trata de "una imagen digna", apunta el delegado de Patrimonio de la diócesis, Miguel Ángel González.

Representa la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén. Los niños, grandes protagonistas de la jornada con sus ramos, "mantienen la obsesión de subirse al paso, para que le hagan una foto, algo que ahora intentamos impedir, para que no se estropee". Y también procuran tranquilizar a la gran cantidad de niños que se concentran en la catedral, durante la misa que preside en obispo, Leonardo Lemos, "porque hacen mucha bulla; pero de todas formas está bien, es un día bonito", reconoce Miguel Ángel González.

Tras el domingo de ramos, muchas familias, sobre todo del casco histórico de la ciudad, cumplen con la tradición de colocar las palmas en los balcones, donde permanecen parte del año.

La celebración del domingo de ramos o domingo de pasión abre la liturgia de la Semana Santa. Entre las celebraciones más relevantes se encuentra la misa crismal, en la que el obispo bendice los óleos para todo el año, ante la presencia de cientos de párrocos de la diócesis. Tendría que celebrarse el Jueves Santo, pero se adelanta al miércoles, para que los sacerdotes de la diócesis puedan atender sus parroquias en ese día.

El jueves se celebra la cena del Señor, con la visita a los monumentos, que se encuentran en el altar mayor de todas las iglesias de la ciudad, en torno a la Eucaristía. Un número considerable de gente continúa cumpliendo con la tradición de ir de templo en templo, para contemplar los monumentos preparados en las iglesias de la ciudad. "Antiguamente, la visita a los monumentos "era algo muy esperado y muy espectacular".

Ourense "perdió la fuerza que tuvo en su momento, con El Desenclavo y El Encuentro en la praza Maior, que eran muy conmovedores y muy populares"; en la actualidad, la Semana Santa "se encuentra reducida a la mínima expresión". Destaca la procesión del Santo Entierro, el Viernes de Pasión. El obispo Ángel Temiño "intentó recuperarla, mediante la compra de esculturas de La Oración del Huerto, La Santa Cena, La Piedad y la reproducción del Camerino del Santo Cristo, para hacer la gran procesión del Viernes Santo. Pretendía que cada parroquia tuviera su participación, llevando un paso o una representación.

La implantación de nuevas costumbres lúdicas, por las que mucha gente de Ourense se va a la playa o a la vivienda que mantiene en la zona rural, también resta intensidad a la celebración de la Semana Santa.