Miguel Á. M. N., natural de Rairiz de Veiga, funcionario judicial en Vigo y vinculado al movimiento ecologista, se enfrenta a 5 años y medio de prisión por un incendio , el fin de semana que ardieron casi 50.000 en toda Galicia en una oleada salvaje. "Prendí fuego para asar un chorizo, salió disparado, intenté apagarlo primero con los pies y luego con una rama pero ya no pude con él", dijo en su defensa. En el derecho a la última palabra manifestó: "Non son incendiario ningún e lamento moitísimo o perxuízo que causei".

Pero la Guardia Civil sostiene que la causa fue "un mecherazo". La fiscal de Medio Ambiente, Carmen Eiró, llamó la atención sobre una serie de objetos (móvil, llaves y abrelatas) que presuntamente fueron depositados allí a posteriori (el acusado alega que perdió esos efectos y no pudo alertar tras las llamas). El coordinador de la investigación afirmó, además, que el inculpado azuzó un perro contra los agentes en el momento de la detención.

Aquel día el riesgo de incendio era extremo, con temperatura de 29 grados, humedad del 26% y rachas de viento de 31 kilómetros por hora. Los factores 30-30-30 que complican los incendios y favorecen la propagación.

La defensa solicita la absolución o, en caso de condena, que se consideren los hechos como una imprudencia grave, que el letrado admite, con la aplicación de una eximente incompleta de anomalía psíquica ("estaba deprimido" en aquella época, dice el acusado) más las atenuantes de dilaciones indebidas y reparación del daño, pues ya ingresó la cuantía de los gastos de extinción.

Por estos hechos, el inculpado fue detenido y pasó casi un mes en prisión preventiva.