Es la tercera superluna de lo que ha transcurrido de 2019, aunque la de ayer constituía una rareza particular: la coincidencia de una superluna con el equinoccio de primavera. Por hallarse el Sol sobre el ecuador de la Tierra, la duración del día y de la noche entre el 20 y 21 de marzo es la misma en todo el planeta, lo que también sucede anualmente del 22 al 23 de septiembre. Es la llamada "luna de gusano". Alcanzó su esplendor poco antes de las 3 de la madrugada, pero el fenómeno -visible en todo el planeta- pudo divisarse desde el atardecer gracias el cielo despejado.
La coincidencia de la superluna con el inicio de la estación de la primavera no se producía desde hace 19 años y no volverá a sucederse hasta 2030. El satélite estaba ayer hasta un 14% más grande y un 30% más brillante que una luna llena habitual, llegando a su cénit a las 2.44 horas del 21 de marzo, cuatro horas después de la entrada oficial de la primavera.
Aunque se conoce como 'superluna', el nombre oficial cuando se da el punto de mayor acercamiento de la Luna con la Tierra, es conocido como perigeo. Pese a que existen teorías que apuntan a que la cercanía del satélite afecta a fenómenos meteorológicos, lo único comprobado es que repercute en mayor medida a las mareas.
El satélite se situó ayer a 366.652 kilómetros de distancia de planeta. La superluna de enero se situó a una distancia de 364.209 kilómetros mientras que la de febrero fue la más cercana al planeta de lo que va de 2019, a 363.508 kilómetros.
