"La discriminación no es tanto que yo diga que quiero un determinado sensor porque es mejor, sino que en todos los hospitales de Galicia, salvo en el de Ourense, se está subvencionando. Y eso supone una injusticia. Yo no tengo por qué irme a Vigo, por ejemplo". Esta es la queja de una madre de una niña de 9 años que debutó como diabética a principios de 2017. Da voz, indirectamente, a otras cinco familias ourensanas en su misma situación. Hace un mes registró una reclamación dirigida al gerente del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), Julio García Comesaña, para denunciar la falta de asignación gratuita de unos sensores de la misma marca que la bomba de insulina que su hija empezó a usar en enero para un mejor control de su enfermedad. Los monitores, en general, permiten un seguimiento continuado del nivel de glucosa sin necesidad de pincharse, programando en la bomba la cantidad de insulina a introducir en el organismo, pero los dispositivos de la marca que demanda esta ourensana conectan ambos aparatos, y son los únicos del mercado que lo hacen. "Detectan la bajada de glucosa y mandan la orden a la máquina para que no termine en hipoglucemia".

La progenitora explica en su queja por escrito: "La discriminación que sufre mi hija, así como otros cinco niños de Ourense, consiste en que todos los niños gallegos disponen gratuitamente de esos sensores, menos los ourensanos". Además, incide en la existencia de una bomba "más avanzada". En un escrito cuyo plazo de contestación finaliza hoy, la madre solicita al gerente del hospital de Ourense "que autorice gratuitamente los sensores de la bomba de insulina de mi hija, así como el cambio de bomba más actualizada". No descarta ir al juzgado.

Desde el lunes de esta semana, el Sergas inició en toda Galicia la prescripcion y distribución de monitores intermitentes de glucosa para niños y niñas diabéticos, unos 800 con la enfermedad tipo 1 en toda la comunidad. Cuarenta están a tratamiento en la provincia, según el CHUO. Esa cobertura gratuita, que ya era una realidad con anterioridad en otros territorios españoles, se limita a un sensor de otra marca que no conecta directamente con la bomba de insulina como sí lo hace el modelo que reclama la madre ourensana.

La pasada semana, el gerente del CHUO se reunió con una asociación viguesa de apoyo a la diabetes que le planteó el problema. Admitiendo que la queja de la progenitora es cierta, una portavoz recuerda que hasta el momento "no había un criterio único en el Sergas para este tema". El gerente del hospital ourensano "va a pedir a la consellería que exista un marco común, de modo que todas las gerencias se comporten igual con este tipo de casos muy particulares".

Abundando en la explicación, desde el CHUO matizan que "las bombas se costean a todos", pues están incluidas en el catálogo del Ministerio de Sanidad de prestaciones gratuitas. "El pediatra ve cuál conviene más según cada caso, en función del niño y el tipo de diabetes. Ahora el Sergas está empezando a financiar también los sensores. Ha hecho un pilotaje en los hospitales de Ourense, A Coruña y O Barbanza y financia uno en concreto de una marca". De esa casa se ha hecho una compra centralizada. El dispositivo del modelo elegido por la sanidad gallega es gratuito desde el lunes.

El Sergas reconoce que el dispositivo que reclama la madre ourensana para su hija, y que además beneficiarí a otros cinco menores, "es la última tecnología y permite que el sensor y la bomba se comuniquen". Dice la portavoz que "no se estaba financiando porque no entraba en el catálogo de prestaciones y quedaba a criterio discrecional. En algunos casos se autorizó y en otros no. Ahora lo que se va a hacer es ver la manera de actuar en común, con un procedimiento para establecer en qué casos se autoriza y en cuáles no, porque no siempre es imprescindible".

La madre asegura que Ourense era la única área sanitaria de Galicia que no ofrecía este moderno dispositivo gratuitamente, pues la empresa cuenta con acuerdos con todos los hospitales de la comunidad. Desde el CHUO dicen que tienen únicamente constancia de que se ofrece en los centros de A Coruña y Ferrol.

También difieren las partes en cuanto al precio. A la madre, dos sensores al mes de la marca que ahora subvenciona el Sergas le han supuesto desde febrero de 2017 un gasto de 120 euros al mes. De la que considera mejor, entre 220 y 240 euros. El CHUO dice que este sistema más novedoso supone una inversión de 7.000 euros al año, aunque incluyendo el valor de la bomba de insulina.

"El gerente quiere un trato común en todas las gerencias. Se valorará el caso y se aplicará el mismo criterio en todas. Se ha compromoteido a hablar con la consellería para que se fije un criterio único para todas las gerencias, de manera que no se den desigualdades", reiteró la portavoz a preguntas de este periódico.

El monitor de la marca que costea el Sergas desde este lunes, tras una compra centalizada de los dispositivos, beneficiará "a unhas 800 persoas entre os 4 e os 17 anos incluídos, que poderán determinar os seus niveis de glucosa sen ter que realizar unha punción nos dedos como se viña facendo actualmente. A poboación á que se lle entregará o sensor está definida por aqueles pacientes con diabetes tipo 1 e que, estando nos grupos indicados, teñan múltiples doses de insulina e seis ou máis medicións de glucemia capilar", según la Consellería de Sanidade. Dicho sistema también se dispensará a "aquelas mulleres que, estando diagnosticadas de diabetes tipo 1, se atopen embarazadas".

Aun no siendo los más avanzados, los aparatos elegidos por el Sergas "mellorarán dunha forma moi importante a calidade de vida das persoas con diabetes tipo 1" y cubrirán "unha das necesidades máis importantes indicadas polas nais e pais de nenos e nenas diabéticos. Su distribución "realizarase de forma inicial en todos os centros hospitalarios do Servizo Galego de Saúde, dentro das consultas habituais", expone la Xunta.