Un ourensano de 70 años se sentó en el banquillo ayer, acusado de presuntos malos tratos habituales a su madre nonagenaria y encamada, que falleció en septiembre de 2017, días después de los últimos hechos. Él niega las acusaciones pero la Fiscalía mantuvo una petición de condena que implicaría el ingreso entre rejas del presunto agresor. Solicita un total de 4 años y 4 meses de prisión. Le atribuye un delito de malos tratos habituales y otros dos de malos tratos en el ámbito familiar. Según el ministerio público, el hijo llegó a reprochar a terceras personas que llevaran comida a su progenitora, a quien presuntamente la insultaba: "A ver se morres, momia", le decía. También le pegaba, afirma la fiscal en su escrito de calificación.

El acusado, sin antecedentes penales, tiene 70 años. Su madre llegó a los 92. Convivía con ella en un domicilio del municipio de Monterrei, hasta que el juzgado dictó el 13 de septiembre de 2017, al trascender los hechos, una orden cautelar de alejamiento a una distancia mínima de 300 metros. Seis días después, la señora falleció.

Según el relato de hechos de la Fiscalía, en los últimos años el acusado sometió presuntamente a su madre, encamada y con dificultades de movilidad, "a una situación continua de malos tratos, diciéndole que era una momia, que no la quería nadie, llamándola hija de puta, cabrona, gilipollas o subnormal, deseando su muerte y diciéndole que le había parido por no reventar". La acusación añade que el septuagenario llegó a reprochar a terceras personas que llevaran comida a su madre.

El 11 de septiembre de 2017 -la señora falleció el 19-, presuntamente la golpeó en la espalda, produciéndole erosiones y hematomas que requirieron una asistencia. Asimismo, según el relato de hechos del ministerio público, el encausado maltrató verbalmente a su madre diciéndole: "A ver se morres, momia". Los insultos provocaron el llanto de la víctima, así como una situación de ansiedad. Presuntamente, según sostiene la Fiscalía, el hijo llegó a sujetar por la espalda a la madre. La cuidadora tuvo que impedir que el individuo siguiera.

El juzgado de Instrucción 1 de Verín impuso una orden de alejamiento el 13 de septiembre de 2017. La nonagenaria falleció el 19 de septiembre. La Fiscalía solicita 2 años y medio por el maltrato habitual y otros 22 meses por dos delitos de malos tratos. También pide una 3.000 euros de indemnización por daños morales para los legítimos herederos.