Dos ourensanos de 40 y 46 años fueron detenidos por la Policía Local el mediodía del viernes tras alterar el orden público en la zona infantil del parque de San Lázaro, en la que se encontraban consumiendo alcohol. Además, presuntamente intentaron agredir a los agentes de la autoridad. Los vecinos reclaman más patrullas, mermadas por la escasez de policías.

Una dotación de la Policía Local fue alertada por una llamada telefónica de que en el Parque de San Lázaro, en el arenero de la zona infantil de juegos, se encontraban unos individuos consumiendo alcohol, meando y alterando el orden. Los alborotadores dejaron de beber al ver a los agentes pero arrojaron una botella de cristal contra ellos y empezaron a proferir insultos y amenazas graves. Uno incluso mostró sus genitales en presencia de múltiples testigos, incluidos menores de edad.

Además, según la Policía Local, gritaron para llamar la atención de las personas que estaban en la zona. Después de no acceder voluntariamente a su identificación ni deponer su actitud llegaron a intentar agredir a los agentes. La patrulla de municipales, auxiliada por otra que acudió al lugar, optaron por la detención de ambos hombres, que responderán en el juzgado por posibles delitos de intento de agresión a agentes de la autoridad, desobediencia, exhibicionismo y alteración del orden..

Incidentes en parques céntricos de la ciudad de Ourense, como el de San Lázaro o el infantil de la Alameda do Cruceiro, en la calle Concejo -especialmente antes de su rehabilitación- han sido objeto de crítica por parte de los vecinos de la zona en los últimos años.

Patricia Santamaría, presidenta de la asociación vecinal del centro de la capital, lamenta este último episodio que tuvieron que sufrir adultos y menores, y subraya que "el problema es la falta de efectivos, tanto de la Policía Nacional como de la Local. En la última reunión con el subdelegado del Gobierno le hicimos llegar que el problema que en su momento estaba focalizado en Concejo se había trasladado a San Lázaro, porque suele ser el mismo grupo de personas, que consumen de todo y se pasan", dice la portavoz vecinal.

Tras las quejas, los cuerpos de seguridad patrullan pero la falta de personal tanto en comisaría como en la jefatura merma las vigilancias. Los vecinos son cautos y no se atreven a intentar dialogar con los sujetos entren en razón. "Si ante las fuerzas del orden público se envalentonan, qué no harán con nosotros. Esa no es nuestra función, sino denunciar los problemas que tiene la zona. Lo malo es que tenemos jubilaciones en puertas y vamos a estar peor. Es una cosa que no se solventa, cada vez se agrava más", se preocupa Santamaría.