Varios indicadores socioeconómicos han encendido las alarmas en la Denominación de Origen Ribeiro, que ha decidido poner en marcha un plan estratégico para frenar la falta de relevo, el abandono de viñedos y la reducción de viticultores que entregan uva. La iniciativa, financiada por la Diputación con un importe de 41.745 euros, realizará primero un diagnóstico del tejido productivo que permitirá a la DO planificar un futuro para el sector "con garantías".

Así lo expuso ayer el presidente de la denominación, Juan Manuel Casares, que presentó este proyecto en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, en compañía del presidente provincial, José Manuel Baltar. Casares explicó que tras los datos oficiales de la DO más antigua de Galicia, con 115 bodegas, 5.700 viticultores inscritos y más de 2.200 hectáreas de viñedos, existe una dinámica similar a la que afecta al medio rural de Galicia y España.

Pero a diferencia de lo que ocurre en el resto de las comarcas gallegas con denominaciones vitivinícolas, destacó, en la comarca de O Ribeiro es especialmente importante adoptar medidas para combatir esta situación ya que la viticultura es "el verdadero motor económico y generador de riqueza". De hecho, el abandono de parcelas, la edad media-alta de las personas dedicadas al cultivo de la vid, las jubilaciones, el difícil acceso a la tierra derivado del minifundismo que impera en la zona y la baja reposición de efectivos e incorporación de jóvenes están afectando al desarrollo del sector. Este estudio, explicó Juan Casares, "nos dirá hasta qué punto está afectando al vino de O Ribeiro y si va a comprometer la actividad económica y el futuro de la DO".

A este contexto se suman tres años de condiciones meteorológicas adversas para los cultivos de la vid, con heladas, granizo y enfermedades fúngicas que han provocado tres cosechas "malas" en términos cuantitativos, con 11 millones de kilos de uva recogidos en 2016, 9,6 en 2017 y 9 en 2018. "La situación es bastante preocupante", apuntó el presidente de la DO, que al mismo tiempo sostiene que los efectos de la meteorología "no nos pueden desviar de la realidad, que es que algo está pasando en el tejido productivo de O Ribeiro". Como ejemplo señaló que en los últimos siete años se ha detectado un descenso del 27% en el número de viticultores que entregan uva, "que traducido en hectáreas productivas es más del 15%". Todo ello, apuntó Casares, "encendió una luz de alarma" que impulsó este estudio socioeconómico.

El presidente de la DO avanzó también que la deuda de la entidad "está estabilizada y en poco tiempo estará amortizada" y destacó la "estrategia agresiva" desarrollada contra el fraude en la utilización de la marca Ribeiro.

En este escenario, el siguiente paso, señaló Casares, "deberá concretarse posteriormente a través de la ayuda de las instituciones". Baltar anunció que la Diputación será la primera en sentarse en esa mesa de trabajo.

Respecto a una posible ampliación del territorio de la DO, señaló que es factible, pero es el pleno el que debe adoptar esa decisión.