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El Vaticano aparta a un cura de O Barco tras una segunda denuncia por abusos

- La presunta víctima, exalumno del Seminario de La Bañeza, expuso su caso en diciembre - Ángel Sánchez Cao, párroco de Veigamuiños, no podrá tener contacto con menores

El Vaticano aparta a un cura de O Barco tras una segunda denuncia por abusos

El Obispado de Astorga ha apartado cautelarmente del ejercicio público sacerdotal y del contacto con menores al cura ourensano Ángel Sánchez Cao, de 65 años y párroco de Veigamuiños (O Barco de Valdeorras), investigado por abusos sexuales presuntamente cometidos en el Seminario de la Bañeza (León), en 1980, donde ejercía como docente.

La orden procede directamente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el Vaticano. Este órgano colegiado de la Santa Sede tiene por objeto custodiar la correcta doctrina católica en la Iglesia y, tras conocer en diciembre la segunda denuncia por pederastia contra este párroco, ha optado por alejarle cautelarmente del oficio público del ministerio religioso y del contacto con menores.

A la primera denuncia, presentada por el exalumno Emiliano Álvarez en febrero de 2017, se le suma esta segunda, que se habría producido en la misma época y contexto, según fuentes de la Diócesis.

El Obispado de Astorga emitió el lunes un comunicado oficial en el que anunciaba la nueva situación del sacerdote, efectiva desde el 1 de enero. La misma comunicación aclara que, si bien todavía no se ha recibido respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el primer caso denunciado, la institución "ha recibido recientemente noticias fundadas sobre otro presunto abuso del sacerdote a un menor en la misma fecha y lugar".

Por este motivo, el Obispado ha ordenado una investigación preliminar para esclarecer los hechos. Dicho proceso, explica la Diócesis, ya ha comenzado e implica tomar declaración tanto a la presunta víctima como al acusado, así como a testigos de los supuestos hechos entre los que se incluyen antiguos alumnos y docentes. El proceder será el mismo que con el primer caso, siendo una comisión interna la encargada de recabar las pruebas y remitir un informe a la Santa Sede. Dado que se trata de hechos ocurridos en 1980, los delitos están prescritos tanto por la vía civil como canónica, si bien en este último caso la prescripción puede ser levantada. Esta decisión corresponde a la Santa Sede y, en el caso de Emiliano Álvarez, sigue pendiente de resolución. Si la respuesta es favorable, la investigación seguirá su curso como ha ocurrido con el también párroco de este Obispado, José Manuel Ramos Gordón, al que acaba de imponerse una pena canónica por abusos sexuales que consiste en 10 años de residencia en un monasterio o convento fuera de la diócesis.

La primera denuncia por pederastia contra este párroco no implicó medidas cautelares, por lo que Ángel Sánchez Cao mantuvo su actividad como sacerdote en Veigamuiños, Xagoaza y A Pobra, en el municipio de O Barco, y en las parroquias de Arcos y A Portela de Córgomo, en Vilamartín de Valdeorras, oficiando también comuniones.

En este sentido, el Obispado señala que "después de examinar las nuevas circunstancias" relacionadas con la segunda denuncia, se le han impuesto al sacerdote algunas medidas cautelares "para garantizar la libertad y el buen desarrollo de dicha investigación". Entre ellas, se incluye apartarle de las parroquias y del ejercicio público del ministerio, así como la "prohibición de mantener contacto con menores y con la presunta víctima". Dichas medidas, matiza la institución eclesiástica, "son provisionales y no prejuzgan la culpabilidad o inocencia del demandado".

Además, la Diócesis de Astorga insiste en que la entidad "sigue adoptando medidas para atender las denuncias, a pesar de que los casos puedan estar prescritos civil y canónicamente, y prevenir abusos a menores" siguiendo el protocolo establecido en la Diócesis.

Estos "lamentables hechos", concluye, "no deben empañar la honorabilidad y el buen hacer de los sacerdotes del presbiterio diocesano que están entregando cada día su vida al servicio de Dios y de los hermanos".

Emiliano Álvarez fue el primero en denunciar los supuestos abusos ocurridos en el Seminario de La Bañeza, en León, durante los años 80. "Aquello era lo más parecido a un burdel", señaló a La Opinión-El Correo de Zamora. La denuncia presentada por F. L., alumno del mismo centro religioso contra el ahora penado José Luis Ramos Gordón, le animó a seguir los mismos pasos contra quien fue uno de sus educadores, Ángel Sánchez Cao, ahora apartado cautelarmente de las labores parroquiales. "Me alegra que se haya actuado pero ¿acaso yo soy una víctima de segunda para que con mi denuncia no se tomara ninguna medida? No me han tomado en serio, no es normal el trato que se me ha dado, con un silencio total y ocultismo. Saben que he contado la verdad, saben que en La Bañeza pasaron muchas cosas, no solo de Ramos Gordón y Sánchez Cao, había más curas que se metían con los niños", afirma.

Emiliano Álvarez está convencido de que "cuando salga la sentencia de mi caso va a haber más denuncias, porque no ha salido más que la punta del iceberg, puede haber una cascada de casos y eso es lo que les asusta", señala. Cristiano confeso, este antiguo seminarista asegura que "en mi dormitorio Sánchez Cao abusó de cuatro o cinco chicos más, yo lo vi y lo hablábamos entre nosotros. El problema es que ellos (en referencia a la jerarquía eclesiástica de Astorga) lo saben todo".

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