El vicario de Pastoral lo tiene claro. "Es cierto que vivimos en todo el mundo una crisis de fe, que tiene que ver también con cierto temor a comprometerse, pero hay un envejecimiento poblacional, con menos jóvenes y es normal que bajen las bodas y en parte también la natalidad y por tanto los bautizos".
En cuanto a la explicación de por qué sigue habiendo tantas celebraciones de comunión "está en ese componente festivo de encuentro social, y con la familia que tienen la comunión de un niño o un bautizo; para muchos se ve antes que nada, como una fiesta", explica.
Son tiempos complejos no obstante y el informe sociológico elaborado a petición del propio Obispado de Ourense y presentado con motivo del sínodo, muestra que el grueso de las personas que asisten a las mismas dominicales (en torno a 59.000 cada domingo) son mayores con una asistencia porcentual en el rural, que casi triplica a la que se vive en la ciudades.
¿Renovarse o morir? No suelen mojarse al respecto. La Iglesia cree que su mensaje es más necesario ahora que nunca, aún cuando le faltan efectivos y algunos sacerdotes siguen oficiando al filo de los 90 años. "Pedimos disculpas. Hacemos lo que podemos", señala el vicario.