- Desde 1998 lleva los delitos de violencia familiar y es el fiscal delegado contra la violencia de género desde el año 2004. ¿Ha mejorado la lucha contra esta lacra social?

- Nunca podemos estar satisfechos desde el momento en el que hay una sola muerte, pero se han producido innumerables avances. Hay mayor sensibilización y la formación es permanente.

- ¿No falta entonces mayor perspectiva de género, como denuncian algunos colectivos?

- La Fiscalía General del Estado se preocupa por formar a los fiscales delegados. El 13 y 14 de noviembre se celebraron en Segovia unas jornadas intensivas de trabajo en las que, aparte de compartir los problemas jurídicos entre los fiscales, hemos oído la visión de psicólogos, forenses y otros expertos. Todo puede mejorar, pero nuestra formación es continua.

- ¿Educar es prevenir?

- Lo más importante en el ámbito de la violencia de género es la educación y el ámbito principal de actuación es la familia. Se deben inculcar los valores de igualdad desde el nacimiento.

-Llevan años pidiendo que se derogue la dispensa de las víctimas a declarar en el juicio.

- El famoso artículo 416. Es imprescindible una reforma, y desde la Fiscalía General estamos hartos de pedirla, porque la inmensa mayoría de las absoluciones se deben a eso, a una falta de colaboración de la víctima, porque cuando llega el juicio no quiere que el agresor vaya a prisión o reciba una pena, lo que nos deja sin prueba.

- ¿Qué delito machista es el más habitual en Ourense?

- Los malos tratos físicos simples, la bofetada, el empujón, los que no dejan secuela como lesión y no requieren asistencia médica, o no más de una. Después, las amenazas simples y coacciones.

- ¿Son más las víctimas que denuncian a la primera, o suelen dar el paso tras casos previos?

- La experiencia nos dice que desgraciadamente no denuncian a la primera, en eso debemos avanzar más. En cambio, nos encontramos con viandantes que ayudan a la víctima y denuncian. Afortunadamente la concienciación está calando en la ciudadanía, ha habido una evolución.

- Tras el fracaso del sistema con el asesinato de Isabel Fuentes, ¿la protección ha mejorado?

- Fue un cúmulo de circunstancias de las que este fiscal no tuvo conocimiento, por desgracia, hasta el día de su muerte porque el primer hecho se tramitó como un robo con violencia, no como violencia de género. La protección mejora permanentemente. En capitales pequeñas como Ourense tenemos incidencias con las pulseras telemáticas, porque el radio idóneo de seguridad son 500 metros y, por la proximidad, se producen alarmas involuntarias.