El fiscal antidroga de Ourense registrará esta semana en el juzgado de Instrucción Número 2 de la ciudad un informe en el que solicita que la causa contra los 17 narcos de la bahía de Algeciras, encarcelados desde el viernes en la prisión provincial -a la espera de que Instituciones Penitenciarias decida si el grupo se reparte entre varias cárceles, por seguridad-, se remita en inhibición a San Roque (Cádiz), para que las pesquisas prosigan allí respetando la competencia territorial.

La investigación que encontró conexiones de varios casos practicados en Ourense con los narcos del campo de Gibraltar arrancó en febrero. La Guardia Civil y Vigilancia Aduanera trabajaron de la mano, bajo secreto de actuaciones. Los investigadores hicieron miles de kilómetros durante meses para mantener informados al fiscal y el magistrado de Ourense sobre el avance de las pesquisas. Había ya una cuestión de competencia en Algeciras pendiente de resolver, pero la causa tuvo que acelerarse con las detenciones en San Roque, la madrugada del lunes al martes, después de que las escuchas descubrieran que los traficantes pretendían robar droga a una banda rival, un "vuelco" según el argot.

No consiguieron alijo alguno y, además, se ven entre rejas por presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, robo, usurpación de funciones, tenencia ilícita de armas y atentado.

Los delincuentes vestían como guardias civiles y su despliegue fue muy similar. Llegaron en un convoy a la casa del clan rival, como si fueran agentes que acuden a una redada. Portaban armas largas y utilizaron un ariete para tumbar la puerta al grito de "guardia civil". El grado de semejanza en la usurpación de funciones era tal, con el propósito de engañar a los otros narcos, que los investigados portaban chalecos rotulados con el acrónimo del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA). Otros agentes de élite, pero estos de verdad, los esperaban para apresarlos. Se produjo un tiroteo pero nadie resultó herido.