De haber querido matar al jefe del clan rival "lo habría hecho mucho antes", sin esperar a que su hija se pusiese de parto y fuese trasladada al hospital de Ourense por los que entonces eran sus enemigos. Así de contundente se mostró ayer Antonio G.M, tras admitir ante el tribunal de la Audiencia Provincial que inició un tiroteo en las puertas del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, CHUO, la noche del 15 de mayo de 2016. El origen de lo que ellos califican ahora de "roce" está en la relación sentimental de dos jóvenes de las dos familias enfrentadas: la hija y hermana de los dos autores confesos de los disparos y el bisnieto del jefe del otro clan. Un Romeo y Julieta entre familias gitanas.

Antonio G.M. aseguró ayer que disparó repetidas veces "al aire" para asustarles porque se sintió "amenazado" por el otro bando, temía por su vida y la de su familia. Estaba "tan nervioso" que "no sabía donde tiraba", por eso no pudo explicar, a pesar de la insistencia de la fiscal, por qué había numerosos impactos de proyectiles en las puertas acristaladas del hospital, la fachada del edificio y un automóvil. Se contabilizaron 12 disparos en total.

También admitió este acusado que no tenía licencia de armas y aunque no es habitual llevar escopetas en el maletero, ese día las llevaba porque "tenía una disputa con esa familia y temía por mi vida". De hecho, mencionó que días antes se había producido un tiroteo similar en el poblado de O Carballiño, aunque no existen pruebas que lo verifiquen.

Su hijo Moisés G.B. admitió también que participó en el altercado del hospital. Asegura que estaba dentro visitando a su mujer y su hijo recién nacido. Al escuchar ruido fuera miró por la ventana y vio a su padre con el rifle y al jefe del otro clan con su hijo. Él y su hermano, el también acusado Daniel G.B., salieron por una puerta lateral. Moisés cogió una escopeta del maletero y disparó tres o cuatro veces "al aire para asustar" mientras Daniel forcejeaba con su padre para arrebatarle el arma porque "disparaba a lo loco, al tuntún". En ese cuerpo a cuerpo se disparó el rifle. Los tres desmintieron que existiese un plan premeditado para matar al jefe del otro bando ya que de haber querido matarlo lo habrían hecho mucho antes y en otro lugar. "Si mi padre los quisiera matar los hubiera matado antes, no iríamos a la puerta de un hospital", señaló Daniel. En la actualidad, ambas familias están reconciliadas y conviven sin rencores.

Esta versión dista mucho de la que mantiene la Fiscalía, que acusa a Antonio, su hermano, dos hijos y dos sobrinos, del homicidio intentado de E.M.J.. En conjunto, el ministerio público solicita un total de 63 años y medio -penas individuales de 10 a 13 años y medio- por delitos de intento de homicidio, daños, desórdenes públicos, tenencia ilícita y atentado.

Las defensas piden la libre absolución y, alternativamente, para Antonio y sus dos hijos la sustitución del delito de homicidio intentado por lesiones, ya que niega que la intención de los acusados fuese matar: "Los disparos se realizaron con ánimo disuasorio", defiende su letrado. La fiscal, en cambio, sostiene que los seis se pusieron de acuerdo para "acabar con la vida" del jefe del clan "y de cualquier persona de su familia que interpusiera en la consecución de su planeado propósito". E.M. sufrió heridas superficiales en el cuero cabelludo, cuello y cara, y su hijo múltiples heridas de perdigones en una pierna.

Los otros tres acusados son el hermano de Antonio y sus dos hijos, que accedieron al CHUO en otro vehículo por la rampa, en dirección prohibida con intención, según la fiscal, de "cercar" el hospital para ejecutar su plan. Diego G.M. alegó que acudió porque le dijeron que habían herido a su hermano y negó cualquier vinculación con el tiroteo. Llevaba una escopeta "simulada" de balines, pero rechaza haber encañonado al guardia de seguridad que le salió al paso aunque después decidió arrojarla al río.

La primera sesión del juicio que se celebra hasta el miércoles en la Audiencia arrancó con el interrogatorio a los seis acusados y continúa hoy con la declaración de los testigos y la prueba pericial.