| Esperanza Vidal expresó en un gesto, involuntariamente, la emoción que desbordaba a Carballeda de Avia tras la noche fatídica del fuego, del 15 al 16 de octubre de 2017. Salió de su casa de Fornelos para comprobar si la iglesia de Abelenda seguía en pie. Las llamas claudicaron a las puertas del muro del templo y el cementerio. La tensión que embargaba a los vecinos se materalizó en el llanto desolado de la vecina ante el monte hecho cenizas. Los fotoperiodistas captaron ese instante de desconsuelo.

Una cubierta vegetal de helechos, silvas y otras zarzas tapa el suelo carbonizado un año después. Pero los brotes verdes no pueden ocultar la tristeza, que pervive. Esperanza Vidal vuelve al lugar en el que fue fotografiada y llora de nuevo. "Aquel fue un día muy negro y triste. Esperemos que no se repita nunca porque perdimos el monte, pero sobre todo perdimos a un vecino. Una vida quedó truncada".