Por otra parte y analizando los datos de los que se disponen, existe un descenso de las denuncias por parte de la Policía Local, pasando de ser 20.954 en 2015 a tan solo 9.164 en 2017. Estos datos llevarían a pensar que existe una evolución positiva de los ciudadanos en cuanto al cumplimiento de las normas, pero los resultados del proceso de participación que se llevó a cabo indican lo contrario. Y la falta de control genera un caos en la movilidad. Las referencias son concluyentes: el bus tiene ocupado su espacio de parada por lo que tiene que ocupar el carril de circulación para que bajen y suban los usuarios. El peatón no tiene continuidad en la acera para circular porque un coche está aparcado en ella. La proliferación de terrazas, tanto en zonas peatonales como en otras, resta espacio al peatón. Los problemas se suceden por la ocupación de las zonas delimitadas para carga y descarga, al estar ocupada por vehículos privados, con lo que se genera la doble fila afectando al tráfico rodado. También se detecta que los niños no pueden jugar tranquilamente en las plazas porque muchos vehículos circulan sin control y aparcan en ellas.

Mal funcionamiento de la Policía Local (falta de recursos humanos, materiales y técnicos. Falta de formación y falta de control en el cumplimiento de la normativa: dobles filas, vehículos mal estacionados, uso fraudulento de las plazas de aparcamiento PMR, falta de control sobre los vehículos que circulan por zonas peatonales, indisciplina y falta de control en los horarios de carga y descarga). Mala planificación de los pasos de peatones en la ciudad, con escasez de los mismos, exceso de longitud de algunos de ellos y mala visibilidad en los pasos de peatones por colocación contenedores y estacionamiento de vehículos.