A falta de tres meses para finalizar el año, las estadísticas de siniestralidad en las carreteras de la provincia reflejan ya un incremento en el número de víctimas mortales, con cuatro fallecidos más a cierre de septiembre que en todo el año anterior. Este repunte inquieta a la jefatura provincial de Tráfico, que el pasado ejercicio había liderado el descenso de la mortalidad en carretera. Una mayor intensidad circulatoria, el aumento de las distracciones al volante y el hecho de que las cifras de accidentes fueron muy bajas en 2017 han invertido la tendencia.

A cierre de septiembre el número de muertos en carretera era de 13, frente a los 9 registrados en todo 2017. Esta cifra, aclara el jefe provincial de Tráfico, David Llorente, refleja el número de fallecidos en accidente en las 24 horas siguientes al siniestro. En el balance definitivo, que se hace a final de año, la cifra todavía puede crecer. De hecho, el pasado año cuatro personas murieron en el mes siguiente al accidente, sin que se contabilizaran en las estadísticas hasta el cierre del ejercicio, elevando el número a trece.

Asimismo, entre enero y septiembre se registraron 67 heridos graves, diez más que el pasado año, y 343 leves.

A la espera de lo que ocurra hasta diciembre, la salida de vía es la principal causa de los accidentes mortales registrados este año. Siete de los 13 fallecimientos fueron por esta causa, frente a los cuatro que se registraron a lo largo de todo 2017. Además, cuatro personas murieron por colisiones con otros vehículos y dos fueron atropellos.

A diferencia del pasado año en el que no se registró ninguna víctima mortal en accidentes con moto, este año hay cuatro víctimas mortales, una cifra que ha disparado las alarmas. Llorente llama la atención sobre este hecho y constata una mayor presencia de motoristas en las carreteras de la provincia. "Con la crisis se había reducido pero ahora hay muchas quedadas los fines de semana y se han incrementado los permisos de circulación de moto", explica. El perfil de estos siniestros, apunta, "no es de un motorista de desplazamientos diarios, sino motos potentes que se salen de la vía".

El período estival ha sido negro para las carreteras ourensanas, con ocho muertos entre junio y septiembre. El peor mes en términos de siniestralidad con víctimas mortales ha sido junio, con tres fallecidos, seguido de agosto y septiembre, con dos cada uno, y julio con uno. En marzo se registraron dos víctimas mortales y en enero, febrero y mazo, una por mes. Abril fue el único sin víctimas mortales.