La virgen que ayer procesionó en Vilanova dos Infantes no es la pieza enigmática y diminuta hallada por un campesino en el burgo medieval hace cuatro siglos y a la que nadie encontró explicación en la corte de Felipe IV. El drama por haber perdido probablemente para siempre una pieza única en el mundo ha sido asumido por los fieles de la pequeña localidad de Celanova pero no la pena y la rabia que dejó en 2015 la muerte de Adolfo Enríquez, el cura que custodiaba la imagen y que fue asesinado a golpes el día que la robaron.

"Sólo tenemos una virgen, que es la madre de Dios, y ella recibe mil piropos distintos; aquí la llamamos del Cristal, en otros lugares de los Remedios, Dolores... pero la virgen es una y única", explica el rector del Santuario do Cristal, Antonio Gómez Rojo, que encargó hacer la réplica que desde entonces protagoniza la romería.

Aunque cree que aquella pieza que en la corte de Felipe IV concluyeron que "no era obra humana" se ha perdido para siempre, el párroco mantiene la esperanza de que sí aparezcan algún día los que torturaron a don Adolfo hasta matarlo. Todavía siguen colgados en Vilanova los letreros que reclaman justicia para el cura. "No te olvidaremos", le dicen los vecinos a través de carteles con su fotografía colgados en fachadas y balcones.

Desde el trágico suceso que acabó con la vida del cura, la romería da Virxe do Cristal es un poco más especial. Este año se celebra tres meses después de que la Audiencia Provincial dictase el auto que confirma el cierre de la causa y sobreseimiento provisional. "La jueza de Celanova no encontró pruebas directas, sí indicios, aunque no suficientes", lamenta Antonio Gómez, "pero la policía sigue investigando y espero que algún día aparezcan los que lo mataron". Durante la investigación fueron detenidos dos sospechosos, un tío y un sobrino de origen croata que figuraban entre los que acudían a casa del religioso a pedir ayuda. "A Adolfo lo recordamos por su fe y su bonhomía, todo lo que tenía lo dio en vida y lo mataron pensando que tenía más", relata el rector del santuario. Aunque espera que el trabajo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Ourense y la Unidad Central Operativa den fruto algún día, Gómez Rojo sostiene que lo que les robaron "es algo íntimo que nadie podrá reponer", en referencia al párroco. "No queremos venganza y sabemos perdonar, pero queremos que los cojan para que no vuelvan a hacer otra".

La romería congregó ayer a centenares de fieles que acompañaron a la Virxe do Cristal desde el santuario a la Praza Maior, donde le salieron al encuentro San Roque y San Sebastián. Tras la ceremonia del saludo, actuaron los danzantes en la plaza. A continuación acompañaron a la comitiva hasta el campo de la fiesta, donde el obispo Leonardo Lemos ofició la misa mayor con la participación de la banda de Vilanova y el coro, al que este año se sumaron siete niños.

Hoy prosiguen los actos con el regreso de San Roque y San Sebastián desde el santuario a la iglesia parroquial.