Muchos de los peregrinos utilizaron vehículos particulares o autobuses para viajar desde Pontevedra, Vigo, A Coruña, Arteixo y Chaves, después de comunicárselo al rector, José Manuel Villar. Otros lo hicieron por su cuenta, sin previo aviso, como si se tratara de un ritual.

El santuario de los Milagros es un fenómeno de masas. Está consolidado como un punto de reencuentro, durante los últimos días de agosto y los primeros de septiembre. La numerosa colonia de personas originarias de esta comarca que residen en otros puntos del Estado -sobre todo en el País Vasco, Barcelona y Madrid-, de la Unión Europea, Suiza y América, guardan como un tesoro algunos días de sus vacaciones para acudir a la cita. Lo repiten desde hace décadas, porque es una tradición que han vivido desde la infancia. La fuerza que ejerce sobre ellos es tan grande, que no han podido librarse de esa atracción personajes como el arzobispo de Belcastro y secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, José Rodríguez Carballo (Lodoselo-Sarreaus, 1953), que preside la misa oficiada a las 19 horas todos los días de la novena. También es imprescindible en esta cita el historiador paúl Eligio Rivas, que ha contado como nadie la historia del santuario, junto al que reside en la actualidad.

Los vecinos de las parroquias del entorno se van turnando durante la novena para peregrinar rezando el rosario la aurora durante la noche. Los recibe el rector a las ocho y cuarto en el santuario, para asistir a la misa de las ocho y media.

José Manuel Villar considera que la realización de novenas como la de los Milagros constituye el mejor antídoto para el "problema de la secularización y de la pérdida de fe", que desde el 30 de septiembre al 9 de agosto recibe a unas 100.000 personas. Pero advierte de que "no es solamente estos días. El santuario de los Milagros tiene gente todo el año, especialmente los fines de semana". Se trata de "matrimonios jóvenes, por lo que yo considero que el futuro de la Iglesia está en los monasterios y en los santuarios". Los once misioneros paúles que atienden el santuario, ofician misas todos los días del año a las 9, a las 11 de la mañana y a las 5 de la tarde. Durante la novena se refuerza con 60 personas, entre sacerdotes y religiosos.

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, presidió ayer la eucaristía de las 12 de la mañana, seguida por miles de fieles.