La localidad ourensana de Ribadavia ha vuelto hoy a situarse como epicentro de la cultura sefardí de Galicia, con la celebración de la trigésima edición de la Festa da Istoria, un número redondo que refleja la importancia de esta cita donde los estamentos sociales de la Edad Media reaparecen para recordar su historia sin las marcadas diferencias clasistas que los separaban y organizaban en esa época.

Con sus ritos sefardíes y actividades históricas, la Istoria es una cita marcada en rojo en el calendario festivo gallego, que rememora la época en la que los judíos se instalaron por primera vez en esta localidad, en torno al siglo XI.

Prueba de ello, son los miles de visitantes que acuden cada año, cada vez más desde el viernes y es que en cada nueva edición esta fiesta no se circunscribe solamente al sábado, sino también a fechas previas. "Las expectativas son muy buenas. Un indicativo de ello es que las actividades que se organizan los viernes ya no son una pre-Istoria sino que son la propia Istoria", ha comentado a Efe el alcalde de la localidad, el socialista Ignacio Gómez, quien ha asegurado que no sólo está "todo completo desde hace meses", resultando prácticamente imposible encontrar alojamiento, sino también para encontrar un lugar en el que comer.

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Festa da Istoria 2018: Ribadavia regresa al medievo

En lo que se refiere a la celebración en sí, la leyenda sitúa el origen de este rito siglos atrás, cuando un vecino denunció a los pocos judíos que vivían en Ribadavia, lugar elegido por estos por su importante economía hasta su posterior expulsión en 1492 y que acabó con persecuciones por parte del Tribunal de la Inquisición.

Desde entonces, esta localidad recuerda este episodio con esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional, que cada año gana más adeptos, gracias a un completo abanico marcado por sus calles sinuosas, sinagogas y tafonas que recuerdan la presencia sefardí en la villa orensana.

Todo un "logro colectivo" que cada año "supera las expectativas" de los visitantes con una amplia preparación realizada con meses de antelación.

Como resultado se puede ver una villa medieval, donde el visitante puede disfrutar de los oficios de la época además de las actividades de cetrería en la plaza del Ayuntamiento, baile de damas y caballeros, una comida medieval como marcan los cánones, puestos artesanales, y, todo ello, previo pago con la moneda oficial de la época, los maravedís.

No en vano, una de las especificidades de esta fiesta es la presencia de los estamentos sociales como eran "la nobleza, gente del pueblo, soldados, Guardia Real, clero" y todos "los gremios que existían".

Como moneda oficial de pago, los visitantes deben trocar sus euros por maravedís, moneda oficial de aquella época, que se puede conseguir en el banco de la Alhóndiga para poder adquirir productos artesanales y comida.

Una de las actividades más singulares es la boda por el rito sefardí, donde los novios firman el contrato de los esponsales y proceden a la lectura de la Ketubá, el documento matrimonial donde constan las obligaciones de la esposa. Y sobresalen, igualmente, el ajedrez viviente y el torneo medieval de caballeros.

En definitiva, una amplia oferta conformada por más de sesenta actividades, a las que este año hay que sumar la aplicación móvil que permite conocer en tiempo real toda la oferta y que brinda la posibilidad de geolocalizar los puntos de emergencia y escenarios.