Estaba en el suelo, cerca de un galpón de su propiedad en Mugares (Toén), cuando una sobrina que iba a despedirse la encontró tendida, en mal estado. Una mujer de 89 años de edad permanecía a las 23 horas de ayer en observación, en las urgencias del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), ya fuera de peligro después del susto que pasaron ella y sus parientes, tras ser trasladada después de que sufriera al menos una picadura de avispa velutina. Era alérgica pero, al parecer, no lo sabía.

El suceso tuvo lugar sobre las 16.30 horas de la tarde de este sábado, cuando la señora octogenaria se disponía a guardar un cortacésped en un alpendre. A metro y medio de altura, visible nada más cruzar la puerta, incrustada en las tejas y entre dos vigas, colgaba una colmena de avispa asiática, de unas dimensiones aproximadas de 30 centímetros de largo por otros 30 de circunferencia.

El enjambre se enfureció cuando, durante la maniobra para dejar la máquina en su sitio, esta golpeó contra un escalón de la entrada. La vibración transmitida por la pared de ladrillo del galpón hizo que las velutinas salieran raudas a atacar. La octogenaria no pudo repeler la súbita acometida.

La avispa asiática, una amenaza para personas y cultivos, infesta el rural gallego e incluso se ha instalado en el corazón de las ciudades, desde su entrada en España en 2010. La expansión parece incontenible, pese a los esfuerzos de los servicios de emergencia por eliminar los nidos que puedan entrañar riesgo para la población. Solo en el municipio de Toén, Protección Civil ha retirado desde principios de julio 15 colmenas. En la ciudad, los bomberos salen a diario. El mes pasado destruyeron más de 50.

En Galicia fallecieron 3 personas este verano, una en Cea, por picaduras de avispa. Eran alérgicos. Según el CHUO, menos del 4 % de la población podría sufrir una reacción severa y potencialmente mortal. En la actualidad, 159 pacientes ourensanos están a tratamiento de inmunoterapia.