En cuando a los ataques o picaduras en humanos, el mayor peligro reside en las personas alérgicas. "Desde el momento en el que una velutina pica a alguien con sensibilidad a su veneno, pueden desarrollarse muchos problemas médicos".

El mayor rieso que observan desde la asociación apícola es el escondimiento de los nidos en el suelo o entre la maleza, ya que, no son fácilmente localizables en trabajos agrícolas. "Hacen nidos en cualquier sitio que nos podamos imaginar, y muchas veces son muy difíciles de ver".

Mientras que, las abejas tienen un ciclo continuo, las avispas poseen un ciclo anual. Por lo que, las velutinas nuevas cogen las reservas necesarias para pasar la hibernación y se esconden en rendijas, materia en descomposición o sitios calientes, en los cuales, junto con los nutrientes necesarios, pasan el invierno hasta la primavera siguiente.

Las avispas son insectos carnívoros, al igual que la avispa crabro. Este tipo de depredadoras no come sólo abejas, sino que, todo tipo de insectos. No obstante, a diferencia del avispón autóctono o crabro, las velutinas son invasoras.

Por otra banda, la velutina tienen una reproducción mayor y en los nidos más grandes, puede haber hasta un total de entre 15.000 o 20.000 ejemplares. Por tanto, se consolidan con una población tres veces más extensa que la de la avispa autóctona.

La Agrupación Apícola advierte que esta plaga va a afectar a toda la fauna nativa. "Todo tipo de insectos se van a ver dañados por la ocupación de las avispas foráneas. Muchas especies de la fauna naural se verán obligas a desplazarse o incluso pueden desaparecer".

Los resultados de esta entrada forastera se comropobarán durante el año que viene, pero por el momento, la comunidad apícola gallega se ve obligada a habituarse a esta situación. "Hay que ver como se adaptan y de qué manera evolucionan durante el próximo año. Igualmente, esperamos que no afecte demasiado a toda la diversidad de insectos y animales, propia de esta zona".