Cada verano arde en la misma zona de monte orillado por la carretera que va de Velle a Vilariño, en la periferia de la ciudad de Ourense. "Es claramente intencionado", dice el agente forestal Xosé Santos. Los vecinos comentan con hartazgo que esa franja suele "inaugurar" la época de incendios en la ciudad. "Es recurrente desde hace más de diez años que los fuegos en Ourense empiecen en ese tramo de unos 200 metros". Ayer volvió a pasar. Se quemaron 0,01 hectáreas de monte arbolado y 0,06 de raso. Brigadistas de la Xunta y bomberos del parque municipal -con dos camiones- extinguieron las llamas en una hora, a las 18.34. Acudieron la Policía Local y Nacional porque en las proximidades había dos casas.

Julio, el primer mes considerado de peligro alto en la lucha contra los incendios forestales, finaliza mañana sin que, por ahora, se haya registrado ningún fuego de al menos 20 hectáreas en Galicia -la superficie a partir de la que informa la Xunta-, gracias a un inicio de verano lluvioso y suave. No obstante, según el Índice de Risco Diario de Incendio forestal (Irdi) de la Consellería de Medio Rural (tiene en cuenta la situación meteorológica, así como el estado de la biomasa vegetal, las infraestructuras preventivas de las masas arbóreas y el suelo), la probabilidad de que se produzca un fuego en la ciudad, el área metropolitana y varios municipios de la cuenca del Miño era ayer extrema, superior al 81 %.

El miércoles se dispara la temperatura (se esperan máximas por encima de los 40 grados, una masa de aire africano y noches tropicales), por lo que el riesgo de que proliferen los incendios también crece.