"No quiero morirme sin volver a ver salmones en Ourense", ha afirmado el ingeniero Manuel Enrique Posada, un orensano que ha patentado un mecanismo recién galardonado que permite a los peces salvar obstáculos durante sus migraciones entre el mar y las zonas de desove y cría de los caudales fluviales.

Su sistema denominado 'Escalera de peces', que acaba de ser premiado con la medalla de oro del 46 Salón Internacional de Invenciones de Ginebra, ha diseñado un sistema que permite el remonte y descenso de peces, de modo que puedan franquear los embalses de los ríos, al tiempo que genera energía eléctrica.

"Cuando yo era pequeño el río Miño tenía una fauna piscícola muy abundante", ha dicho en una entrevista con Efe el innovador ingeniero, tras lamentar "la gradual extinción de salmones, lampreas, anguilas y otras especies, a raíz de la construcción de embalses en los años 50" del siglo XX.

Sólo en lo relativo a los salmones, "de los 10.000 ejemplares que se pescaban en la zona en 1920, la cifra ha caído hasta los 58" a principios del siglo XXI.

Esta espectacular disminución se debe a "los obstáculos que los humanos ponemos al libre tránsito de animales en los ríos, que terminan por exterminarlos", ha asegurado.

El problema no es sólo español porque "hay presas como la Grand Coulee -en el río Columbia, en el Estado de Washington (EEUU)- donde mueren hasta 100.000 peces al día cuando intentan pasar a través de las turbinas", continúa.

Gráfico del diseño. // Manuel Enrique Posada

El funcionamiento del sistema de Posada es "sencillo", ya que el descenso de los peces se consigue mediante el paso del agua a través de un tornillo giratorio cuya rotación es aprovechada para producir energía eléctrica almacenable en un generador.

El remonte río arriba también es posible gracias a un motor que eleva el agua empleando la energía del generador.

El proceso requiere la monitorización de un operario, fundamentalmente para el control del cambio de dirección del tornillo.

De acuerdo con sus especificaciones y a tenor del galardón recibido en el salón ginebrino, su dispositivo permite que los peces "desciendan y remonten los ríos de una forma segura y cómoda" y, además, es "autosostenible porque se abastece de la energía generada por sus propios mecanismos".

Según las previsiones de este inventor, los caudales ecológicos "pueden producir más de 1.200 millones de kilovatios al año", un volumen de energía que, si fuera producida a través de combustibles fósiles, generaría casi un millón y medio de toneladas anuales de gases de efecto invernadero.

La instalación de escaleras de peces en distintos ríos "contribuiría en consecuencia no sólo a mejorar el medioambiente fluvial sino a reducir significativamente las emisiones de carbono".

Posada ha animado a las entidades concesionarias del aprovechamiento de las aguas a "proteger verdaderamente la ecología de los ríos" garantizando la supervivencia de la fauna por medio de la incorporación de ingenios como el que ha patentado.

La venta de la electricidad sobrante generada por la 'escalera de peces' permitiría financiar las inversiones del sistema "sin coste para el concesionario ni para la Administración", de acuerdo con sus cálculos.

En la actualidad, el proyecto se halla en una fase de estudio previo al desarrollo del piloto por parte de fabricantes de turbinas europeos, ha añadido Posada.

Además de su diseño, el 46 Salón Internacional de Invenciones de Ginebra contó con varias aportaciones españolas premiadas tanto por el jurado como el público internacional.

Entre los nueve inventores españoles galardonados, figuran Emilio Blasco por una herramienta articulada para trabajar en lugares de difícil acceso, Fernando Castro por su doble implante dental o Sonia Rodríguez por su dispositivo para la retirada aséptica de excrementos caninos.