La exgerente de Aspanas Termal, Rosa Carrera, junto con Lucía Carreira, admitían que lo que más les ofendía como trabajadoras, era que, durante 4 años, se cometieron una serie de vulneraciones de derechos que parecen no importar a nadie.

"Desde el año 2015, muchos trabajadores estuvieron trabajando de manera voluntaria, sin ningún tipo de remuneración. Además, se trata de expedientes de alta sensibilidad, por su minusvalía, por su discapacidad supone un atentado contra la ley de protección de datos'', argumentó Rosa Carrera.

Con respecto al tema monetario, la exgerente añadió: ''Aspanas es una asociación pública y, por tanto, las cuentas tienen que cuadrar legalmente. Estaban dotados de dos millones de euros al año y se llegaron a quejar de que tenían que dosificar la comida, esto es un dinero que era exclusivamente para la manutención de los trabajadores, para nada más, no es posible que no salgan las cuentas. Lo único que pretende la plataforma es que Aspanas vuelva a la ciudad de Ourense, nada más. Nuestra asociación creaba riqueza y trabajo en esta urbe.''