"Yo ya tengo una edad y en mi vida vi algo parecido. Fue exagerado, bajaba como un mar", recordaba ayer María, vecina de O Barrio, una aldea de 19 habitantes de Xunqueira de Espadanedo que hace balance de daños tras la riada que arrastró cenizas, piedras "de más de 100 kilos" -subraya el alcalde-, vegetación y lodo, arramplando con lo que encontraba a su paso. La tormenta descargó 75 litros por metro cuadrado el sábado. Dos coches y una caravana bloqueados en el lodo seguían así ayer. Varios feriantes que acudieron el fin de semana a las fiestas parroquiales aún no podían acceder a sus vehículos. La amalgama de agua, barro y rocas que corrió pueblo abajo dañó cierres, cultivos, algún muro y varias casas. En una todavía hay un coche cubierto por la masa de tierra dentro del garaje. La limpieza se intensifica hoy, ayer era el día para que los técnicos evaluaran los destrozos. Con su informe, la Xunta estudiará posibles ayudas. "A mí el seguro de la casa me ha dicho que no se hace cargo, alguien tendrá que ayudar", dice Miguel, un vecino que perdió cultivos y cierres.

La devastación de la riada hace difícil poner ya una cifra, dice el alcalde, Carlos Gómez (PP). "Los daños son muy difíciles de evaluar, hay que limpiar las pistas, tenemos canalizaciones de pluviales rotas, tiró muros como el del campo de fútbol, hay otros tapados...", enumeraba ayer el regidor. El sábado, con los medios del ayuntamiento y máquinas de un vecino que tiene una empresa de excavación se llevó a cabo la primera limpieza de urgencia para reabrir las vías de comunicación. La fiesta parroquial no fue suspendida pero la afluencia mermó porque muchos vecinos se afanaron en retirar el lodo y cuantificar los años los más afectados. Este martes, cumplida la inspección previa de los técnicos, el trabajo se intensifica para retirar escombros, lodo y coches bloqueados. La Diputación aporta maquinaria -palas, motoniveladoras y camiones-, como ya hizo el sábado tras las llamadas de alerta del alcalde de Espadanedo y el de Maceda, cuya Protección Civil participó en el operativo, llegando a sacar a dos personas de un coche bloqueado y a unos perros de una caravana.

A O Barrio, la aldea afectada, acudieron ayer por la mañana la secretaria de la delegación territorial de la Xunta, la responsable en Ourense del área de infraestructuras de la Xunta, el jefe del área de emergencias, el encargado de vías y obras en la Diputación, entre otros técnicos. Según fuentes de la administración autonómica, "a partir de los informes técnicos de emergencias e infraestructuras, se dará traslados a las distintas consellerías para intentar ayudar, por si se pudiera dotar alguna línea extraordinaria, puesto que en la actualidad no hay ninguna abierta para este tipo de incidencias". Los daños sufridos por los particulares en coches y casas dependerán también de las compañías aseguradoras. El alcalde ve "complicada" la concesión de ayudas públicas.

Vuelve la amenaza de tormentas

El arrastre de cenizas y vegetación del monte quemado afectó "mínimamente" a los manantiales, dice el regidor. En cualquier caso, garantiza que el agua es potable. El terreno calcinado corrió arrastrado por la tromba pese a que se había esparcido paja en el monte, una medida contra la erosión. "Con la cantidad de agua que cayó no había manera de contener".

Sin tiempo para volver a la normalidad, los vecinos de O Barrio buscan cómo paliar el desastre y sigue mirando al cielo. Hoy amenaza con tormentas por la tarde, otra vez, en puntos aislados del interior.